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En la última edición de Sin Fronteras analizamos las consecuencias potenciales para la economía global y los mercados derivadas de las sanciones a Rusia. En esta edición, nos concentraremos en analizar el impacto directo de las sanciones en la economía rusa.

Este tema es clave para entender la profundidad del costo para la economía rusa de mantener la ofensiva en Ucrania. Para entender el potencial daño de las sanciones es básico analizar la situación de la cuenta corriente de Rusia.

Las exportaciones de Rusia en el 2021 ascendieron a 540,000 millones de dólares, equivalentes a aproximadamente 35% del PIB. El petróleo y sus derivados en conjunto con el gas natural representaron casi la mitad del total de las exportaciones, seguidas de metales preciosos, químicos y productos agrícolas.

La Unión Europea es por mucho el socio comercial más importante de Rusia, representando 50% de las exportaciones de petróleo y derivados y 60% de las exportaciones de gas natural. Aunque Estados Unidos no es un socio comercial importante, casi 55% de las exportaciones rusas son facturadas en dólares (esto no es sorprendente considerando que el petróleo se cotiza en dólares) mientras que otro 29% son facturadas en euros.

En el lado de las importaciones, éstas ascendieron a 380,000 millones de dólares en el 2021, equivalentes a aproximadamente 25% del PIB. Las importaciones de maquinaria y equipo representaron 40% del total seguidas por productos químicos y alimentos.

Por destino, 40% de las importaciones provienen de la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos en conjunto, mientras que 25% viene de China. De las importaciones, 36% son facturadas y pagadas en dólares mientras que 31% se factura y paga en euros.

Rusia cuenta con un superávit importante en la balanza comercial y también con un superávit sustancial en cuenta corriente. Asimismo, el banco central de Rusia ha venido acumulando reservas internacionales y éstas alcanzaron un máximo histórico de 638,000 millones de dólares al 14 de enero de este año.

Evidentemente, Rusia se ha estado preparando económicamente desde hace tiempo para enfrentar posibles sanciones derivadas de una invasión a Ucrania. Después de un vistazo a las conexiones comerciales de Rusia con el resto del mundo, queda claro que el canal de mayor afectación sería un embargo a las exportaciones de petróleo y gas, lo cual no ha sucedido.

Rusia tiene una dependencia importante de los ingresos derivados de sus exportaciones de gas y petróleo a la UE, pero la UE también depende en buena medida del gas y petróleo que importa de Rusia. La UE tiene reservas de gas que podrían resolver un problema temporal, pero Rusia también cuenta con recursos para aguantar una caída en los ingresos provenientes de las exportaciones a la UE, Gran Bretaña y EU.

Es por esto que, más allá de las sanciones en términos de embargos comerciales, la decisión de limitar el acceso al sistema SWIFT – que facilita la comunicación entre bancos para transferencias internacionales – al banco central y los principales bancos rusos se vuelve clave.

Aunque el sistema SWIFT no ha sido totalmente cerrado y Rusia todavía puede puentear algunas operaciones a través de terceros, las restricciones limitan severamente la capacidad de Rusia para hacer y recibir pagos. En medio de esta situación, el rublo se ha depreciado 42% en lo que va del año y en el mercado negro la depreciación es cercana a 100 por ciento.

El banco central de Rusia ha subido las tasas de interés de 9% a 20% y el sistema financiero se tambalea con la gente intentando retirar sus depósitos masivamente. La bolsa rusa lleva varios días cerrada pero los índices del mercado ruso que cotizan en mercados internacionales han caído más de 70% en las últimas dos semanas.

Los expertos anticipan que las sanciones implementadas hasta ahora podrían generar una contracción anual del PIB alrededor de 5% este año y disparar la inflación a niveles por arriba de 10 por ciento. Sin embargo, la recesión podría ser mucho más profunda dependiendo de la duración de las sanciones actuales y de la posible imposición de sanciones y limitaciones adicionales al sistema de pagos.

Será interesante ver si el creciente costo económico del conflicto alcanza para convertirse en un verdadero costo político que lleve al Kremlin a considerar un cambio de estrategia.