Elecciones 2024
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Durante el 2023, la economía estadounidense desafió todos los pronósticos de desaceleración (y en algunos casos de recesión), para registrar una tasa de crecimiento cercana a 2.5 por ciento.

Este ritmo de crecimiento fue superior a 2.1% observado en el 2022 y considerablemente superior al consenso de estimados que se ubicaba en 0.4% al inicio del 2023.

La probabilidad de recesión a inicios del 2023, según la encuesta de especialistas del Wall Street Journal, era de 65%, la más alta en más de una década (excluyendo la muy breve recesión generada por la pandemia).

Sin embargo, el crecimiento fue impulsado por un mercado laboral que se mantuvo en pleno empleo y por la permanencia de un alto nivel de estímulos fiscales (el déficit fiscal como porcentaje del PIB se incrementó de 5.4% en el 2022 a 6.3% en el 2023).

Aunque el ritmo de creación de empleo fue suavizándose durante el año y el número de puestos de trabajo vacantes fue reduciéndose (lo cual permitió una desaceleración en el crecimiento de los salarios), el total de personas desempleadas sigue siendo menor al número de puestos vacantes.

Ante esta situación, la Fed, lejos de bajar la tasa de fondeo como se esperaba a principios de año, se vio obligada a extender su ciclo alcista más agresivo de los últimos 15 años. La Fed elevó la tasa de fondeo en un punto porcentual completo mediante cuatro incrementos de un cuarto de punto cada uno en febrero, marzo, mayo y junio, llevando dicha tasa a un rango de 5.25-5.50 por ciento.

El 2023 también será recordado como el año en el que el combate a la inflación mostró avances muy importantes, con la inflación general y subyacente cerrando el 2023 (los datos de diciembre se publican este jueves) rondando 3 y 4%, respectivamente, en comparación con 6.5 y 5.7%, al final del 2022.

Gran parte de la mejoría se explica por una deflación en los precios de bienes que fueron afectados por disrupciones en las cadenas de suministro durante el periodo 2020-2022, contrastando con una inflación resistente en los precios de los servicios.

Uno de los pocos especialistas que tuvo un pronóstico atinado en casi todos los frentes fue Goldman Sachs (GS). Para Goldman, el optimismo estaba fundamentado en dos frentes, el primero era la fortaleza del mercado laboral y el segundo era una disminución en la inflación más rápida de lo esperado.

Esta tesis, que se cumplió al pie de la letra, suponía que los salarios reales moderarían su alza sin la necesidad de un aumento considerable en la tasa de desempleo. Y que el impacto de la normalización de las cadenas de suministro sería más evidente en el 2023.

Aunque el mercado anticipa una desaceleración en la actividad económica para el 2024, la probabilidad de recesión ha disminuido considerablemente con respecto a hace un año.

De acuerdo con el consenso de expectativas, la economía de Estados Unidos podría crecer 1.0% este año. El consenso también espera una continuación de la trayectoria descendente en la inflación, que, en conjunto con la desaceleración, permitirían a la Fed iniciar un ciclo de bajas en la tasa de fondeo.

El mercado de futuros de tasas está descontando entre cinco y seis recortes de un cuarto de punto cada uno en el 2024, con el primero ocurriendo en la decisión del 20 marzo. De cumplirse las expectativas, el 2024 sería recordado como el año del aterrizaje suave.

Sin embargo, este columnista considera que, a menos de que haya algún choque exógeno, tanto el crecimiento económico como la inflación podrían estar por arriba del consenso de mercado. Esto obligaría la Fed a iniciar los recortes hasta la segunda mitad del año y a limitarse a dos o tres recortes en lugar de los cinco o seis que están siendo descontados por el mercado.

Habiendo dicho esto, vale la pena reconocer que los riesgos tanto al crecimiento como la inflación podrían venir principalmente de factores geopolíticos, tanto internos como externos, que podrían acentuarse en un año electoral cargado de retórica divisiva.