Elecciones 2024
Elecciones 2024

Si no lo hubiera visto en el noticiero En Punto, que conduce Denise Maerker, no lo creería: Javier Córdoba, líder de los taxistas oaxaqueños, perteneciente a la Confederación de Trabajadores de México (CTM -el sector obrero del PRI-), obliga a los hombres a besarse en la boca y tocarse durante dos minutos a cambio de un permiso para operar un taxi. (Lo que la nota no aclaró es si el permiso para operar el taxi es individual o por pareja según la buena química demostrada durante la exhibición. Esto lo escribo con respeto, consciente de que el humor es la aptitud de percibir y exponer el aspecto ridículo de las circunstancias).

Por supuesto que el que hizo el ridículo de manera perversa y enfermiza es el mencionado líder, quien todavía se permitió grabar la singular prueba a la que sometió a sus agremiados, a quienes, supuestamente, debe defender, no agraviar su dignidad. (Estoy seguro de que si Javier Córdoba, de 73 años, edad ideal para ser líder cetemista, fuera candidato a un cargo de votación popular y le preguntaran su opinión sobre los matrimonios entre las parejas del mismo sexo, manifestaría su rechazo a esta ‘aberración’, como lo ha hecho la gran mayoría de sus correligionarios del partido tricolor).

En otro orden de prepotencia, corrupción e impunidad y con información de Fátima Monterrosa, viajamos hasta el estado de Nuevo León, donde el líder de la misma decadente y putrefacta central, Ismael Flores Cantú, ejerce su poderío sobre 15,000 taxistas. A cada uno le cobra 400 pesos por semana para permitirles recoger pasaje en las 55 bases de sitio que controla en la zona metropolitana. Según el taxista disidente Gustavo López Leos, “no te permiten trabajar fuera de ellos (…) de lo contrario te amenazan, te mandan porros, te cobran piso”. (Se teme a la CTM -Rius, dixit-).

Flores Cantú también controla 5,600 unidades del transporte urbano en la zona metropolitana de Monterrey. Obtiene 67 millones 200,000 pesos mensuales por el cobro de rutas. Además obliga a los transportistas a comprar refacciones en las compañías designadas por ellos y a cargar diesel en ciertas estaciones, “o nos mandan la pipa” -dice uno de ellos-. ¿No tendrá complicidad con los huachicoleros?

Las huestes del nefasto líder cobran a cientos de comerciantes que se instalan en 3,000 mercados en la vía pública por derecho de piso. Se calcula que son más de 180 millones de pesos mensuales los recaudados por este concepto sin que ese dinero engrose las arcas públicas.

Pero, el colmo de la perversidad del ominoso líder consiste en cobrar 80 pesos por semana a los niños que trabajan en tiendas comerciales o de conveniencia.(¿Creerá que por compartir lo que roba a los niños con los ancianos jerarcas de la CTM aminora su culpabilidad?).

Obviamente, Ismael Flores Cantú y su familia son millonarios. El líder ha comprado una veintena de casas, departamentos, terrenos y un rancho. Algunas propiedades se encuentran a su nombre, otras, a nombre de las seis esposas que ha tenido -nadie es perfecto-, así como de sus 14 hijos. El rancho situado en Montemorelos, Nuevo León, consta de 178 hectáreas, tiene una casa de descanso con alberca, caballerizas y sembradíos, está valuado en 30 millones de pesos.

Ahora nos vamos al centro de la República, a Guanajuato, bastión panista, donde en materia laboral siguen haciendo toda clase de suertes charras los líderes de la CTM, como Fernando García Murguía, quien es juez y parte porque además de que durante más de 30 años ha sido secretario general del Sindicato Regional de Autotransporte de Guanajuato, tiene 164 concesiones de taxis y es el socio principal de la empresa Taxitel. Además, posee un rancho de 120 hectáreas, llamado Potrero del Castillo, con un lago artificial donde navegan lanchas de motor; casa de descanso con alberca; caballerizas con caballos y terrenos donde sembrar (inclusive, vientos).

La columna se viste de gala para dedicar unas líneas a la boda de Paulina Romero Deschamps, hija del ejemplar líder petrolero de nombre Carlos, con el médico Juan Carlos Rentería, cirujano plástico. A la boda asistieron destacadas personalidades de la política nacional. Supimos de la presencia de don Miguel Ángel Mancera -en realidad no fue invitado, estuvo presente porque la cena fue servida por los Bisquets Obregón-; don Enrique Ochoa Reza, quien dejó, sólo por un rato, de luchar “contra la oscura caverna del populismo” para hacer ronda con lo más negro del drenaje petrolero. También por ahí estaba don Jesús Murillo Karam, sólo bailó una pieza y dijo: “Ya me cansé”. No podía faltar don José Antonio González Anaya para confirmar que en Pemex hay armonía entre el jefe y el subordinado (lo que está por dilucidarse es quién es quién). Por último mencionaré la asistencia de don Diego Fernández de Cevallos, quien me hizo recordar el viejo refrán: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.

La novia, a la que se le notó que el novio ya le metió mano antes de la boda -nadie se escandalice, me refiero de manera quirúrgica- lució en su muñeca derecha seis brazaletes Cartier de oro amarillo y uno de la misma marca, de oro blanco, con 216 diamantes, razón por la que no sabemos cómo llamarla: Lady Brazaletes, Lady Cartier o Lady Huachicol.

[email protected]