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El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard presentó el día de hoy los avances del Entendimiento Bicentenario durante sus primeras 11 semanas, haciendo énfasis en acciones como la captura de capos, el decomiso de drogas y el desmantelamiento de redes de trata.

En la conferencia de prensa, estuvieron también la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez y el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, como si fuera una extensión de las conferencias mañaneras que se realizan en Palacio.

Él sentado en una silla con una carpeta en sus piernas, esperando su turno a mostrar los importantes avances en materia de relaciones exteriores y la seguridad.

En este espacio ya habíamos tocado el tema del descuido de su imagen, en temas protocolarios y de comunicación. No porque no sepa, sino porque con la serie de fotografías que el día de hoy circularon de él, pareciera confirmar que no está concentrado del todo en lo que está haciendo.

Todos sabemos que quienes se especializan en el tema de relaciones internacionales y mucho más el rango de canciller en cualquier país, los modos y las formas son muy importantes. Todo comunica, todo envía un mensaje hacia la contraparte, para bien y para mal.

Por eso las visitas, las firmas de tratados o convenios entre países y temas relacionados con la seguridad bilateral merecen una puntual atención.

Nos parezca una obviedad o no, cada representante de un país lleva la imagen y el honor de su nación, no importa si el acto es de lo más mínimo o se da un encuentro fortuito y casual entre ellos, todo debe de ser meticulosamente cuidado.

De nueva cuenta nuestro canciller no presta atención en posturas, en el acto de la fotografía oficial de un acuerdo que avanza, de una relación que pareciera tener resultados, aunque no lo parezca.

No se puede negar que en materia de relaciones exteriores en nuestro país, nos ha llovido sobre mojado y para ello las últimas declaraciones que hizo el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.  Pareciera que es una de las áreas en las que el presidente decide no meter las manos, ni mucho menos defenderla.

En la ráfaga de fotografías tomadas mientras el embajador Ken Salazar y Marcelo Ebrard se dan la mano en señal de que el “Entendimiento” avanza, de nueva cuenta voltea para todos lados, mira aquí, mira allá, abre la boca, no deja de hablar, no se detiene un instante y su cuerpo pareciera que lo evidencia en su incomodidad o nerviosismo.

En la fotografía que aquí presento, lo vemos claramente. Le da la mano a Salazar casi como un acto forzado, en su incomodidad voltea para todos lados y ni siquiera acomoda su cuerpo de frente o de perfil para realizar una fotografía formal, de acuerdo a la importancia del evento.

Con la mano derecha, de manera incómoda la extiende, mientras que con la derecha encoje los dedos, sobre todo el índice. No está cómodo, algo no está bien y lo sabe.

En las fotografías que circularon por las redes donde aparece hablando con la prensa, de nueva cuenta evidencia su sobrepeso y los botones de su traje completamente abrochados lo resaltan, sin contar su distracción en ese detalle en el que el segundo botón nunca se cierra.

Ni se cuida, ni lo cuidan.

El canciller es un personaje inteligente y consciente de sus movimientos y labores para que México sea un país respetado, su carrera política lo avala, su prudencia también, pero, aunque su discurso siga las instrucciones desde palacio, su cuerpo y su ánimo nos están revelando que no está convencido de lo que está haciendo y que su cabeza anda en otro lado o en el plan a dos años, pero lo que sí es que no está precisamente en el aquí y en el ahora.

¿En dónde anda? - 91f3f84bf663d51d215515329b7509d2985a80eew-1024x683
Foto de EFE.