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La Reserva Federal mantendrá la mesura a pesar de las cifras positivas.

Todavía hace dos años a estas alturas Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), le daba los últimos toques a su discurso para la reunión anual de los banqueros centrales de Jackson Hole, Wyoming.

En este 2014, Ben Shalom Bernanke debe estar quitado de la pena preparando su viaje a México para dar un discurso para financieros locales que quieren escuchar qué piensa este personaje tanto de las políticas monetarias del planeta como de la economía mexicana. Nada pues que le quite ya el sueño al ex banquero central.

La que debe estar hoy tensa midiendo el impacto de cada una de las letras del discurso que habrá de pronunciar en el encuentro del próximo fin de semana es Janet Yellen, la actual presidenta de la Fed, que recibió el enorme avión de la política monetaria laxa en pleno vuelo, con la misión de hacerlo aterrizar sano y salvo.

El año pasado, que Yellen acudió en calidad de representante de su jefe Bernanke, quien se disculpó por faltar al encuentro, adelantaba la ruta que habría de seguir el inicio del retiro de los estímulos monetarios del tercer programa de liquidez, el QE3.

En este 2014 la reunión de Jackson Hole será un encuentro dedicado al mercado laboral, la inflación y las tasas de interés. Ése será el eje de la discusión, aunque seguramente la situación de Europa y su repentina baja merecerán algún comentario.

Está en marcha el proceso de retiro de los estímulos, no sin los temores de qué podrá ocurrir en los mercados de Nueva York y del mundo el día que la sequía sea total.

Pero lo de hoy es conocer cuándo inicia el incremento en las tasas de interés después de tantos años de una política monetaria laxa que llevó los tipos de referencia hasta el cero actual.

Por las experiencias previas en los discursos de la señora Yellen y en atención a los datos recientes de la economía estadounidense, no parece que pueda haber un cambio en el tono mesurado de la Reserva Federal.

La expectativa es que el primer aumento en las tasas de interés pudiera darse hacia la mitad del próximo año.

Pero el mercado laboral mejora de manera notable. La tasa de desocupación está ya en 6.2 por ciento y mensualmente se crean más de 200,000 nuevas plazas laborales. Estos datos son superiores a lo que se pensaba sucedería el resto del año, pues la expectativa era una recuperación más gradual.

Y al mismo tiempo la inflación está en la raya de 2 por ciento, que es la meta planteada por la propia Fed. Seguramente ayudará un poco para las siguientes mediciones el hecho de que hay una baja en los precios de los hidrocarburos que tienen impacto directo en las gasolinas.

Y a pesar de que tendrán como asistente al encuentro de Wyoming a Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, de nada servirá a los señores banqueros estadounidenses argumentar que siempre hay alguien en peores condiciones, porque el mundo no le quita la mirada un segundo a lo que haga Estados Unidos.