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El pasado martes, el presidente Peña Nieto en un encuentro con las Fuerzas Armadas y sus familiares, expresó que quienes aseguran que existe crisis en el país, es porque la tienen “en sus mentes”.

Confieso que en innumerables ocasiones he llegado ha pensar que nuestro país está en crisis. Este pensamiento viene a mi mente cuando por medio de la lectura me entero que el Banco Mundial calcula que el 52 por ciento de la población mexicana vive en la pobreza, y el 30 por ciento en pobreza extrema, es decir, ni siquiera tiene ingresos para alimentarse.

No obstante lo anterior, no soy de los que piensan tener la verdad asida de los pelos, razón por la cual las palabras del presidente Peña Nieto me hicieron recapacitar. Tal vez, tal como lo manifestó, la supuesta crisis de mi país sólo exista en mi mente.

En una ocasión mi hermano, el difunto Carlos, psiquiatra de profesión, me comentó que la depresión puede volverse delirante y provocar, en quien la padece, la percepción de que todo lo real está mal. Como yo vengo padeciendo una depresión producto de que en todo el año pasado y lo que va del corriente he tenido menos trabajo que en los años anteriores y que, sin embargo, aunque mis ingresos sean menores, de todos modos la Secretaria de Hacienda se queda con la tercera parte de ellos; es posible que esto haya producido que mi depresión se haya vuelto delirante y, por ende, mi mente perciba que todo lo que sucede en la esfera gubernamental está mal y sea producto de una crisis.

Por esa razón consulté un psiquiatra. Tendido en su diván le comenté todo lo que a mí me parece indicativo de que el país está mal: tres gobernadores a los que el mismísimo Peña Nieto puso, cuando comenzaron sus mandatos, como ejemplo de una nueva generación política, resultaron tres ladrones. Dos de ellos –ambos de apellido Duarte—ya son prófugos de la justicia. El otro, Roberto Borge, luego de saquear las arcas de Quintana Roo y hasta vender terrenos propiedad del estado, tiene señalamientos de corrupción, pero goza de libertad aunque nadie sabe bien a bien en dónde se encuentra. Otro caso es el de Rodrigo Medina exgobernador de Nuevo León, quien ya pisó la cárcel pero salió mediante un amparo. A Medina el gobierno de Estados Unidos lo investiga por posibles operaciones ilícitas. Otro exgobernador con orden de aprehensión desde junio del 2012 es el tamaulipeco Tomás Yarrington por quien la Procuraduría General de la República (PGR) ofrece una recompensa de 15 millones de pesos. Otro exgobernador del mismo estado, Eugenio Hernández es buscado en Estados Unidos por la agencia de Administración para el Control de las Drogas (DEA) por lavado de dinero,

La semana pasada, agentes federales de Estados Unidos detuvieron al fiscal de Nayarit, Édgar Veytia, acusado de manufacturar y distribuir en ese país cocaína, heroína, metanfetaminas y mariguana.

El mes pasado en un lapso no mayor de una semana se fugaron cinco reos de la cárcel de Culiacán y 29 del penal de Ciudad Victoria, sin que hasta el momento se sepa ni quién propició la fuga ni dónde se encuentran los fugados.

No quiero pasar por alto la complicidad de los diputados del PRI con Antonio Enrique Tarín, perteneciente a la banda de César Duarte, suplente del diputado federal Carlos Hermosillo, muerto en un accidente. Tarín no pudo rendir su protesta como diputado por tener una orden de aprehensión en su contra, razón por la cual la fracción del PRI lo resguardó 28 horas en la Cámara de Diputados hasta que llegó su amparo.

En el recién terminado mes de marzo se rompió el récord de asesinados en un mes en el país en lo que va del sexenio. 1,093 homicidios relacionados con el crimen organizado.

Aquí me gustaría decirle, doctor —le dije apesadumbrado y con miedo— tengo que agregar los arteros asesinatos de los periodistas Cecilio Pineda Birto, Ricardo Monlui Cabrera y Miroslava Breach. También le contaré que Armando Arrieta Granados, jefe de Redacción de La Opinión de Xalapa, fue baleado y se encuentra grave.

Pero lo más escandaloso es lo sucedido en Veracruz, donde el juez Anuar González Hemadi otorgó un amparo judicial a Diego Gabriel Cruz Alonso, quien la noche del 3 de enero del 2015 abusó de una menor de edad a la que le tocó los senos y la vagina. El argumento del juez que pone a un paso de la calle al abusador fue que en la actitud de Diego “no hubo acción lujuriosa, él no tuvo excitación o impulso de satisfacer una avidez sexual, ni el propósito de ejecutar la cópula”. ¿Cómo carajos el juez adivinó las intenciones del asqueroso sujeto? ¡Que cabrón! Hijo de su repu… Terminaron sus 45 minutos —dijo el puntual psiquiatra—. Todos los datos que me dio los fui comprobando en el internet y son auténticos. Usted no tiene padecimiento mental ninguno. Tiene un poco de depresión revuelta con coraje. La verdad es que el país está en crisis económica, moral y de valores. El que sí es urgente que vea a un psiquiatra es el señor Peña Nieto que confunde los pocos pensamientos que tiene con lo mucho que ocurre en la corrupta realidad mexicana.