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Para cuando se cumplan los tiempos políticos en que el presidente nomine a su candidato para gobernar el Banco de México (Banxico), ese banco central estará en plena tormenta monetaria tras el previsible aumento de las tasas de interés que para finales del año ya se habrá dado.

Será una muy mala coincidencia en la medida en que haya especulación y poca claridad del presidente Enrique Peña Nieto respecto del futuro de una institución cuya autonomía marcó hace 21 años una de las más importantes reformas estructurales del país.

La tranquilidad política que había rodeado a la sucesión o reelección del titular del Banxico resultaba muy conveniente para no hacer más ruido en medio del nerviosismo internacional que prevalece.

La Junta de Gobierno del Banco de México tiene las más altas calificaciones ante los resultados obtenidos. La inflación está en niveles mínimos históricos y la comisión de cambios se mantiene atenta para seguir desanimando los intentos especulativos en contra del peso mexicano.

De todas las previsiones económicas que se hacen, las que tienen que ver con el nivel de precios son las únicas que no empeoran, y si bien hay razones que se le pueden acreditar directamente al presidente Peña para que baje la inflación, como la reforma en telecomunicaciones, el que se lleva el crédito es el banco central.

Seguro que una posición tan importante, tan acreditada y de tanto poder autónomo como el Banco de México debe ser un objeto del deseo de muchos que se quisieran ver sentados en esa silla de grandes reflectores mundiales.

Evidentemente, las altas calificaciones técnicas que requiere una posición como ésa limitan el número de suspirantes a unos cuantos. Vamos, es uno de esos puestos públicos en los que no cabría cualquier amigo del presidente como sí han cabido administrando carreteras, el agua o innumerables subsecretarías.

Peña Nieto no sacó el tema, se lo preguntaron en una entrevista, pero como sea ya se convirtió en asunto de atención. De entrada calificó el desempeño del actual gobernador del banco central mexicano como notable. La especulación dice: ¿notable sinónimo de extraordinario o simplemente dicho como una calificación neutra?

Agustín Carstens dijo a finales del año pasado que él se quedaría al frente del banco central otro periodo más, noticia relajante para los mercados ante la realidad de que este financiero puede aspirar a niveles internacionales importantes en cualquier momento.

Para cuando la casa presidencial deba mandar al Senado su propuesta de nominación de un candidato para la gubernatura del banco central, los integrantes de la Junta de Gobierno deberán estar evaluando los impactos provocados por el aumento en las tasas de interés, que para ese momento la Reserva Federal (Fed) había ya recetado en una o hasta en dos ocasiones un aumento en la tasa de referencia.

Hoy la inflación está en niveles históricamente bajos y las tasas de interés también. Pero están sujetas a las señales externas, básicamente a lo que determine la Fed en su momento. Ese tremor que amenaza con un sismo financiero de gran magnitud requiere del menor ruido político interno.

Así que quien quiera que sea en su momento el candidato del presidente para la titularidad del Banco de México que sea uno que sepa, que se le respete y que se haga con la transparencia y sin estridencias, como lo necesitan los ya alterados mercados financieros.