Elecciones 2024
Elecciones 2024

Después de varios meses a la baja, el dólar se ha fortalecido notablemente en los últimos días. La apreciación del dólar ha sido evidente ante diversas monedas emergentes y varias monedas de países desarrollados. Por ejemplo, después de debilitarse hasta su peor nivel desde el 2014 frente al euro, el dólar se apreció de 1.20 a 1.17. En el caso del peso mexicano, la cotización pasó de 17.74 a 18.10 pesos por dólar.

Este rebote del dólar está relacionado a dos factores. El primero fue la decisión de política monetaria de la Fed dada a conocer la semana pasada. La Fed mantuvo la tasa de interés de referencia sin cambio y formalizó el comienzo de su programa para reducir el tamaño de su balance y retirar liquidez del mercado, tal como se esperaba. Sin embargo, la Fed también mantuvo firme tanto la señal de realizar un aumento en la tasa de referencia antes de que termine el año como la de llevar a cabo hasta tres posibles incrementos en el 2018.

Aunque la Fed ha sido consistente con este mensaje, los mercados han estado haciendo caso omiso y apostando a un escenario con una trayectoria de alzas más gradual en la tasa de interés.

Sin embargo, el contenido del comunicado y las proyecciones que acompañaron la decisión de política monetaria de la Fed, aunados a las posteriores intervenciones de Janet Yellen, han dado pie a que el mercado se tome en serio el tono más restrictivo de la Reserva. En concreto, la probabilidad de alza en la tasa de interés de referencia para la reunión de diciembre se incrementó de 56 a 81% después del anuncio de la Fed.

Previo a la reunión de la Fed de la semana pasada, el mercado estaba apostando mayoritariamente a una sola alza en la tasa de interés durante el 2018. Después de la reunión, el mercado ha comenzado a asignar una mayor probabilidad a la posibilidad de que la Fed lleve a cabo dos o tres incrementos.

Adicionalmente, el dólar recibió impulso por la expectativa de que la administración Trump presentará, finalmente, un plan de estímulos fiscales que podría generar 1.5 billones de dólares de ahorros en impuestos para el sector privado durante los próximos 10 años.

En principio, todo indica que el plan contempla una simplificación del código fiscal y una reducción en la tasa máxima de impuesto sobre la renta a personas morales de 35 a 20%, así como un recorte en la tasa máxima para personas físicas de 39 a 35 por ciento.

El plan, que en teoría debió haber sido anunciado el miércoles por la noche, seguramente será revisado y modificado por el Congreso y enfrentará varios obstáculos para llegar a ser realidad.

Por un lado, el fracaso en la derogación del Obamacare no permite generar los ahorros fiscales para financiar los recortes en las tasas impositivas. Un mayor déficit público para financiar el plan de estímulos podría encontrar resistencia entre los legisladores más conservadores desde el punto de vista fiscal.

Para la mayoría de los expertos, la negociación del plan fiscal tomará meses y su implementación podría llegar en la forma de una versión muy diluida de la propuesta actual. La esperanza de la administración Trump y de algunos legisladores es poder vender la idea de que el crecimiento económico generado por los estímulos provocará una mayor recaudación fiscal y que los estímulos “se pagarán solos”.

Esto es, a todas luces, algo que en la realidad no ocurre, pero en política todo se vale. No obstante, la expectativa de un mejor crecimiento económico y un mayor déficit fiscal obligarían a la Fed a tomar una postura monetaria menos acomodaticia y eso sería un factor de fortaleza para del dólar.

[email protected]