Téllez y Kenia López Barragán —con su contramañanera— habían marcado la pauta de las protestas verbales, mientras que Xóchitl Gálvez destacó por su creatividad, a la hora de confrontar a la bancada morenista en el salón de plenos
La cúpula panista vivió una situación parecida, hace 25 años, cuando la locuacidad foxista se impuso a las viejas estructuras partidistas. Esta vez, las irrupciones de Lily Téllez desde su escaño —nadie lo ponía en duda— buscaban posicionar a la senadora sonorense en la sucesión presidencial.
La exconductora de TV Azteca ni siquiera tenía que solicitar permiso al coordinador parlamentario, Julen Rementería; mucho menos al presidente nacional, Marko Cortés. Al contrario, celebraron muchos de los exabruptos desde su escaño, incluso antes de que se sumara a la bancada blanquiazul.
Téllez y Kenia López Barragán —con su contramañanera— habían marcado la pauta de las protestas verbales, mientras que Xóchitl Gálvez destacó por su creatividad, a la hora de confrontar a la bancada morenista en el salón de plenos.
Entre las mega mantas después de la elección de la presidenta de la CNDH o las comparecencias de los secretarios de la 4T al disfraz del Pleistoceno se atravesó la pandemia. Xóchitl Gálvez siempre ha recurrido a ese tipo de acciones para visibilizar sus demandas.
Su último exabrupto —encadenarse al escritorio de la mesa directiva en el recinto de Xicoténcatl para reclamar la elección de los comisionados del Inai— colmó la paciencia de la cúpula panista, enterada de los contactos que la legisladora hidalguense había tenido con representantes de organismos empresariales, preocupados por la inacción de los partidos opositores.
Apenas si había terminado la Semana Santa. La urgencia para encontrar un abanderado presidencial era una obviedad para distintos sectores, menos para las dirigencias del PAN, del PRI y del PRD que decidieron enfocarse a la elección del Estado de México.
Al margen de los canales partidistas, una docena de aspirantes a la candidatura presidencial levantaron la mano; la mitad, priistas. Dos —Gustavo de Hoyos y Demetrio Sodi— como representantes de la sociedad civil. Y otros cuatro, con camiseta panista: Lily Téllez, Santiago Creel, Francisco Javier García Cabeza de Vaca y Juan Carlos Romero Hicks.
“Xóchitl está contemplada como aspirante a la Jefatura de Gobierno (de la CDMX)”, comentó entonces un legislador cercano al presidente del CEN panista. “Es muy competitiva, aunque está alejada de los grupos partidistas. Juega como outsider, pero no lo es”.
Si para la legisladora era difícil encarar a los grupos locales —en el entendido que el PAN llevará mano en el siglado de las candidaturas para la CDMX en el 2024—, ir por la nominación presidencial resultaría una apuesta demasiado arriesgada… a menos de que avanzar por un sendero en el que Lía Limón, la actual delegada en Álvaro Obregón, fue pionera en el 2021.
A esa hipótesis abonarían las recientes manifestaciones públicas de Xóchitl, pero sobre todo, sus pláticas con el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, quien sabe que las elecciones se ganan con votos y que Va por México necesita entusiasmar al electorado, si quiere derrotar a Morena en el 2024.
Alito ha expresado su intención de la coalición opositora postule a un priista, pero también ha dicho que la nominación será para el más competitivo. Y Xóchitl ya le tomó la palabra. Así pues, podría competir por la candidatura de Va por México… sin ser propuesta del PAN.
Efectos secundarios
AJUSTES. Rosa Icela Rodríguez se queda en la SSPC. Su hija Alejandra hizo una discreta mudanza y cumple su primera quincena en el Palacio de Covian, tras dejar la administración general de Conagua, donde no han resuelto los incidentes que comprometieron la seguridad de la red informática, que fue hackeada hace dos meses. En el Diario Oficial de la Federación apareció un cuarto acuerdo que pospone los términos y plazos de los procedimientos que se celebren con el organismo hasta el 23 de junio.