Croacia nunca ha perdido una tanda de penalties, entienden a la perfección lo que significa la pena máxima, por ello Livakovic se agigantó, por ello ningún croata falló
El croata tiene esa virtud de entender que el futbol es lo más importante de lo menos importante, pero también, comprende como pocos que un partido de futbol es lo más parecido a una guerra, sobre todo cuando se trata de representar a tu país.
No es casualidad la calificación de Croacia a Semifinales, un país que se rehizo tras la guerra, que aprendió a vivir con divisiones, a ser solidario en la adversidad, hoy ha mostrado de nueva cuenta que rendirse no está en su vocabulario. Para la opinión pública, Croacia comenzó el partido perdiendo por goleada, con el pasar de los minutos, en cada toque, Luka Modric presumía el orgullo propio, alimentaba la esperanza y contagiaba al resto de las posibilidades de pelear hasta el final ante el poderoso Brasil.
La posesión de pelota jugó un partido clave en las aspiraciones croatas, la paciencia pudo ser la mejor virtud de Brasil, sobre todo cuando Neymar sacó de la chistera un gol histórico, fue ahí cuando el mismo croata mostró su espíritu, ese que lo hizo entender que nunca es tarde para insistir, que si alguien tiene que morir, debe hacerlo con dignidad, por eso Mislav Orsic no dudó en confiar en el compañero, ahí, con una bazuca un tanto averiada, pero con la fe inquebrantable, Bruno Petkovic metió un zurdazo mordido, como quien se juega la vida con la última bala, así, el ejército croata gritó su independencia.
Los penales sólo fueron la confirmación del momento, la igualdad de condiciones que tanto pidió Croacia nunca existió, y es que así como Brasil comenzó ganando el juego en las conversaciones, así estaba muriendo desde el volado para la tanda de penalties. Croacia nunca ha perdido una tanda de penalties, entienden a la perfección lo que significa la pena máxima, por ello Livakovic se agigantó, por ello ningún croata falló, la vida y la muerte… el orgullo y la pertenencia es algo que no se negocia.
Y mientras Neymar se escondía en la egolatría de ser el héroe marcando el último penal, Croacia trabajó como equipo, al final de esta llave algo hemos confirmado, Bruno Petkovic volverá como héroe nacional al Dinamo de Zagreb, y algo tenemos claro, el arquero Dominik Livakovic no vuelve, y si lo hace, es por sus cosas, los grandes clubes del mundo han volteado a ver de nueva cuenta el ADN Croata, ese que siempre es necesario para JUGAR AL FUTBOL COMO SI FUERA UNA GUERRA.
P.D. No sabemos quién avanzará en el Croacia-Argentina, lo que sí tenemos claro, es que Modric y Messi se irán como su calidad lo exige.
HASTA LA PRÓXIMA