Elecciones 2024
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De la empresa a la curul, en un círculo perverso. Durante el periodo neoliberal, denunció el presidente Andrés Manuel López Obrador, los legisladores federales reformaron la Constitución para permitir el saqueo de México.

“Y todavía se atreven a autonombrarse representantes populares. Farsantes, simuladores, arribistas, politiqueros, corruptos, etcétera, etcétera, etcétera…”, censuró ayer. La amenaza de los grupos parlamentarios del PAN, del PRI y del MC sobre la presentación de acciones de inconstitucionalidad contra la miscelánea fiscal, dijo López Obrador, es de pena ajena.

“Llegar al extremo de que opongan a que se castigue a defraudadores muestra que tienen problemas esos partidos, tienen una profunda descomposición… no es la moral la que los guía”, censuró el primer mandatario.

Equiparar la evasión fiscal con la delincuencia organizada es la decisión que motivó esta nueva escaramuza entre el Ejecutivo y la oposición. “Es la aplicación de la ley por parejo, no queremos huachicol ni arriba ni abajo”, insistió AMLO, “No queremos delincuencia: no queremos delincuencia común ni queremos delincuencia de cuello blanco. Y una gente que evade impuestos, que no paga los impuestos, pues es un corrupto. Debería de dar vergüenza que utiliza documentos falsos para no contribuir, para no ayudar. ¿Qué?, ¿se creen muy vivillos?, ¿son muy influyentes?, ¿tienen muchas agarraderas? Ya se acabó eso. Es una vergüenza que un partido esté defendiendo estas cosas”.

Enterada de las expresiones del Ejecutivo federal, la senadora panista Xóchitl Gálvez usó la tribuna de la Cámara Alta para reprobar tal “violencia verbal”, a nombre del PAN y Movimiento Ciudadano.

“Ya he empezado a recibir ataques en mis redes sociales a partir de estos comentarios del señor presidente de la República”, se quejó: “Y si él cree que algunos somos corruptos, que presente las pruebas y nos denuncie; que no nada más se suba a su púlpito de todas las mañanas a decir y a despotricar, sin tener ninguna prueba en contra”.

“Para estar moralmente derrotados, creo que nos hacen mucho caso, ¿no?”, ironizó por su parte el coordinador de la bancada blanquiazul, Mauricio Kuri González.

Amparado en una peculiar interpretación del derecho de réplica, el Ejecutivo federal ha convertido a la mañanera en un espacio mediático donde frecuentemente se escuchan descalificaciones contra los adversarios de la Cuarta Transformación, ya sean periodistas, intelectuales, empresarios, legisladores o dirigentes partidistas.

En público —y también en privado— AMLO ha arremetido contra sus rivales políticos. A veces —como ayer— con una salva de epítetos. Otras, con pícara bellaquería.

Hace dos semanas, en la plenaria de las bancadas de Morena en el Congreso de la Unión, el Ejecutivo federal escuchó quejas sobre los superdelegados. Unos días antes, a Palacio Nacional habían acudido los integrantes del gabinete legal y ampliado, además de los representantes de los programas integrales en las 31 entidades federativas.

Allí, la instrucción presidencial fue tajante: nadie deberá desviar el presupuesto federal a promociones político-electorales. “No vamos nosotros a permitir que se actúe de manera facciosa; no vamos a hacer lo mismo que el viejo régimen”, sentenció. Y enseguida, llamó a los legislantes de su partido a abstenerse de hacer gestiones o buscar canonjías con los gobernadores.

“Nosotros fundamos el PRD y ahora celebro que ya no se llame así”, viró, “ahora se llama Formato 21 o no sé cómo… Imagínense Morena. Ni yo voy a querer que echaran a perder un partido corrupto, antidemocrático se siga llamando Morena, no, no, Radio Centro; cámbienle el nombre, porque sería una ofensa. Desde luego que presentaría mi renuncia, sí. Pero cuidemos a Morena —el partido es algo extraordinario, es una bendición— para que se mantengan principios, ideales. ¡Que se vayan al carajo los ambiciosos vulgares!”, definió.

En su exégesis del cambio de régimen, la 4T finiquitó a la alta burocracia enquistada en el aparato gubernamental en los últimos dos sexenios y quiere una metamorfosis del ecosistema político-electoral, basada en los nuevos criterios de austeridad y rendición de cuentas.

Recientes estudios de opinión muestran que la desconfianza ciudadana a los partidos políticos —incluido Morena— ha crecido, incluso después de los históricos comicios presidenciales del 2018. Actualmente, 45% de la población rechaza tener alguna afinidad a una fuerza partidista, de acuerdo con la medición generada por la firma Enkoll, que dirige Heidi Osuna Peraza, correspondiente al tercer trimestre del 2019.

Ese segmento de la ciudadanía que no se identifica con algunas de las opciones partidistas —destacó la especialista en opinión pública— tiene una percepción renuente respecto de las acciones del gobierno.

EFECTOS SECUNDARIOS

CÁLCULOS. México Evalúa presentó el análisis El Paquete Económico 2020. Los principales hallazgos son que la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos 2020 supone un crecimiento económico poco realista, pues se podrían estar sobreestimando los ingresos para el año próximo, especialmente de la recaudación del IVA y del ISR —que representan el ingreso más importante de la Federación y, por ende, el de los gobiernos locales—. Dicho paquete se elaboró bajo una expectativa optimista de crecimiento económico de 2 por ciento. Un cálculo que contrasta con lo que esperan diversos especialistas externos al gobierno y los datos económicos observados durante este año indican que la economía mexicana atraviesa una desaceleración.

CICLOS. A la venta, la residencia que el exsenador tijuanense Fernando Castro Trenti remodeló hace seis años en Paseo de la Reforma y que fue ventaneada en plena campaña por la gubernatura de Baja California, por una oportuna filtración a un diario capitalino. Ese escándalo fue el principio del fin de los afanes del político priista, cercanísimo a Manlio Fabio Beltrones, y sus promotores fueron operadores panistas que reportaban directamente a Santiago Creel. Valga la mención, porque entonces comenzó una saga inmobiliaria en la prensa capitalina que también exhibió los bienes raíces de los funcionarios peñistas en los alrededores del bosque de Chapultepec; entre los afectados estuvieron el ex procurador Jesús Murillo Karam, y por supuesto, la Casa Blanca de las Lomas, de la exprimera dama.