Elecciones 2024
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Las manifestaciones más importantes de ayer no fueron las de los simpatizantes y detractores del expresidente de Bolivia Evo Morales, asilado en México. Fueron las de senadores protestando contra senadores, las de los expolicías federales enfrentándose a policías capitalinos en el aeropuerto o las de los campesinos bloqueando los accesos al recinto legislativo.

Mientras el gobierno federal mexicano gritaba ¡al ladrón! Por la manera de proceder de aquellos que sacaron del poder a Morales en Bolivia, acá en México el partido mayoritario prepara la guillotina para cortar la cabeza del incómodo consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, después de fracasar en su intento de imponer a su candidata para la CNDH.

Fue más extensa la discusión sobre la ruta del avión de la Fuerza Aérea Mexicana que tuvo que sortear espacios aéreos cerrados por aquellos países que sí saben bien quién es Evo Morales y las dificultades para repostar combustible, que la crisis energética que estuvo a nada de enfrentar Petróleos Mexicanos por el ataque cibernético y por el rápido consumo de sus reservas estratégicas de gasolina.

No hay duda de que a Evo le cayó del cielo a la 4T, porque el tema del asilo a Evo Morales no es ilegal y en todo caso los alegatos son morales e ideológicos sobre la calidad del beneficiario de esta condición.

Es evidentemente una táctica de distracción para esa mayoría más visceral que reflexiva que respalda con todo a la 4T. Porque, para los que entienden las implicaciones de vincularse de tal manera con este tipo de regímenes de corte autoritario, no parece un buen augurio.

Hablemos de economía. Mientras los amantes de los fuegos artificiales de la 4T presentan a Bolivia como ese caso único en América Latina de un país que, con tasas de crecimiento promedio de su Producto Interno Bruto (PIB) del 4.9%, ha logrado sacar de la pobreza a muchos de sus ciudadanos, los que ven la realidad del modelo boliviano, sustentado en un gasto público por arriba de los ingresos, anticipan que el día que se tenga que remediar ese déficit fiscal que tienen de 8.1% de su PIB, muchos de los beneficiarios habrán de regresar a la pobreza.

Podrá llegar al poder en Bolivia un gobierno que intente poner orden en las finanzas públicas, seguro que a los ciudadanos acostumbrados a las dádivas no les gustará la medicina amarga y entonces reabrirán la puerta para que regrese el populismo de Evo Morales, como ya sucedió en Argentina.

Evo Morales aterrizó ayer en México y el avión que lo trajo cubrió con esta enorme cortina de humo que le da tema a la discusión política del país, le dio materia prima a las benditas redes sociales y una bandera de unidad con sus bases a la 4T.

Si atrás de esta mascarada queda la discusión del presupuesto de egresos y sus riesgos de incumplimiento por la desaceleración de la economía mexicana y con ello un posible deterioro de las condiciones financieras del país, ése ya será tema para la opinión pública cuando explote.