Elecciones 2024
Elecciones 2024

La contrarreforma energética no es cualquier tema de coyuntura, es el peor golpe de timón intentado hasta ahora por la 4T y no puede ser discutido desde la ignorancia o la mala fe, porque sus alcances son profundos.

Cada mañana en la conferencia, en los spots de radio y televisión, en el discurso que repiten los voceros gubernamentales se exponen datos falsos. Si se exponen argumentos desde la ignorancia es grave porque van tras un cambio constitucional, pero si se tuerce la verdad de manera intencional es peor porque además se abusa de quienes los escuchan.

Las cifras de los organismos autónomos del sector energético, esos que están en la mira de ser desaparecidos, muestran cómo la electricidad que genera la Comisión Federal de Electricidad cuesta el doble que la que generan los particulares y son datos duros.

Uno de los argumentos favoritos del presidente Andrés Manuel López Obrador, que además se alimenta de su hispanofobia, es aquel que en España está muy cara la luz porque los precios los controlan las empresas privadas como Iberdrola.

Dejemos que ese argumento lo desmienta la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien dijo esta semana: “si los precios de la electricidad están altos, es porque los precios del gas están altos y tenemos que ver la posibilidad de desvincular dentro del mercado, porque tenemos mucha energía barata como, por ejemplo, las renovables”.

La máxima autoridad de la Unión Europea no tiene interés en debatir con la 4T su contrarreforma, pero deja claro que si en España y en el resto de Europa sube el precio de la electricidad es por su dependencia de los combustibles fósiles, que además son básicamente importados.

Esto lo debe saber el presidente López Obrador. Tiene que conocer que la energía renovable que su contrarreforma desprecia es más barata, y seguro conoce que México es una potencia en radiación solar y energía eólica, incluso por arriba de la disponibilidad de carbón y ese desecho petrolero que se llama combustóleo con los que la CFE genera la mayor parte de su energía.

El Presidente sabe que cuando la Comisión Federal de Electricidad despache energía más cara, tendrá que cubrirse la diferencia, para no subir los precios, con recursos públicos que pueden comprometer la salud de las finanzas públicas.

No hay manera de que el jefe del estado mexicano no tenga claridad de los efectos negativos que va a provocar al país con este retroceso, la pregunta es por qué asegura lo contrario.

Claro que le urge al Presidente salir a la plaza pública, llenar otra vez el Zócalo de la Ciudad de México el próximo 20 de noviembre, y cuanta plaza del país se pueda, para que esa “su” multitud lo alimente con loas y vivas al momento de enumerar todo lo que sabe que no es verdad de su contrarreforma eléctrica.

Está claro que cuando los opositores a su contrarreforma ya están al nivel de “traidores a la patria”, no hay posibilidades de elevar el nivel del debate hacia el terreno de los hechos, la información verdadera y la honestidad de los argumentos.