Elecciones 2024
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Comprometido con la transparencia, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió abrir al escrutinio de la fuente presidencial el operativo de Culiacán. Una semana después, la fallida captura de Ovidio Guzmán López ha pasado a segundo plano. Ahora, los reporteros que habitualmente cubren las mañaneras exigen aclaraciones por los dichos presidenciales que pusieron a #PrensaProstituida, #PrensaCorrupta y #PrensaSicaria entre los trending topics.

“Al parecer, esas tendencias se hicieron de manera artificial, es decir (con) granjas de bots y cuentas falsas”, acusó el viernes Irving Pineda, reportero de TV Azteca, quien además denunció que algunos colegas que habían cuestionado al Ejecutivo federal y al secretario Alfonso Durazo, en la conferencia del jueves, fueron agredidos en las redes sociales.

“Si algún funcionario del gobierno federal está metido en estos ataques a periodistas, ¿usted lo va a separar del cargo?”, emplazó el reportero. AMLO le tomó la palabra: “Siempre y cuando no nos cueste, porque no hay, no hay, no hay”.

El puente por el Día de Muertos sirvió como tregua entre los informadores y el Ejecutivo federal. Y ayer el matemático Ernesto Alejandro Mendoza Álvarez presentó los resultados de un estudio presentado originalmente ante el Gabinete de Seguridad sobre los mensajes en las redes contra la prensa.

Mendoza Álvarez fue director de la División de Humanidades y Comunicación de la Ibero, campus CDMX, y desde hace 11 meses funge como titular de la Unidad de Información, Infraestructura Informática y Vinculación Tecnológica de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

Durante dos días, esas etiquetas se mantuvieron en el top 10 de las tendencias, halló el especialista. Y uno de cada cuatro tuits intercambiados en ese periodo sobre estos temas provino de granjas de bots entre las que identificó una cuenta madre, asociada a @tumbaburross, y nodos o child bots que el funcionario de SSPC vinculó con el extitular de la SEP, Aurelio Nuño Mayer; el líder de la bancada panista en San Lázaro, Juan Carlos Romero Hicks, y Luis Calderón Zavala.

Nuevamente, un sector de los asistentes a la mañanera sirvió para que el Ejecutivo federal posicionara su mensaje. Nancy Rodríguez, de Oro Sólido, denunció públicamente que @tumbaburross pertenecía al hijo mayor del expresidente, y preguntó si se presentaría denuncia en su contra, por presunto ciberdelincuente.

“No, no va a haber denuncia”, concedió AMLO, “sólo que estuviese de por medio la honra de alguien, y eso lo tendría que hacer cada persona, cada ciudadano. Pero no. Transparencia y que podamos todos manifestarnos, que haya derecho de réplica”.

La Plataforma México, ¿para detectar a los pejebots? ¿La prensa tradicional fue blanco de un ciberataque de la ultraderecha? La erosión de la opinión pública, como nunca. El gobierno federal recurrió a las herramientas tecnológicas del Estado mexicano para evidenciar en horario AAA a los hijos del expresidente Calderón y del diputado Romero Hicks. Más tarde surgiría —en las redes sociales, ¿dónde más?— evidencia que mostraría a los jóvenes y a la expareja presidencial como abiertos simpatizantes de @tumbaburross.

(Además de una identidad digital, tal denominación fue registrada como marca ante el IMPI hace dos años y medio. La titular de los derechos es Josefina Rosas Díaz, quien inicialmente estuvo representada por Carolina Lozano Chaires. Apenas hace cuatro meses cambió su domicilio, de Nuevo Polanco, a Matamoros, Tamaulipas).

La desinformación, en pleno. No sólo a través de los métodos tradicionales, sino —quedó en evidencia— con herramientas automáticas de divulgación, de bajo costo y con una compleja trazabilidad que incrementa de forma considerable su repercusión e impacto. La polarización, ¿permanente? Desde hace dos años, actores políticos y líderes sociales han contribuido a la creación de conversaciones digitales altamente polarizadas. Y la propia naturaleza de las plataformas digitales, que utilizan algoritmos para seleccionar de manera personalizada noticias que consideran del gusto del usuario, contribuye a este clima de división y encono.

Los ataques contra la prensa, detectó el gobierno federal con sus “herramientas de estudio de vínculos de redes sociales (sic)” provenían de personas reales, con sentimientos negativos hacia el ejercicio periodístico. Chocolate por la noticia. ¿Y las campañas de desinformación? ¿Y el equipo de estrategia digital del gobierno federal? Los voceros del gobierno federal —¿y Jesús Ramírez Cuevas?— insistieron en la necesidad de profundizar en el análisis del fenómeno.

En vez de hacerlo, deciden dejar en segundo plano un elemento determinante: las campañas de desinformación utilizan cada vez estrategias más complejas para dificultar la detección de las cuentas automatizadas encargadas de difundir sus mensajes.

Los responsables de las estrategias ofensivas de desinformación son conscientes de que muchas cuentas automatizadas son fácilmente detectables y carecen de la credibilidad necesaria para lograr que un mensaje se viralice de manera eficiente. Y con mayor frecuencia emplean perfiles digitales que aparentan un comportamiento humano, pero que, en realidad, forman parte de un ejército de identidades falsas creadas y controladas por un grupo organizado que trabaja de forma encubierta.

Estos perfiles digitales tratan de ocultar las características propias de las cuentas automatizadas; parecen estar asociadas a personas reales con nombre, apellidos, fotografía, aficiones, fecha de nacimiento; cuentan con un número considerable de seguidores; tienen una trayectoria temporal considerable y, en ocasiones, interactúan con otros usuarios.

En vísperas del primer año de AMLO en Palacio Nacional, la crispación social sigue rampante. Ahora, con la 4T, se multiplican las cámaras de resonancia en la conversación digital, donde desaparece el debate y las comunidades digitales en disputa únicamente radicalizan y reafirman sus posturas, en lugar de dialogar en un debate razonado. ¿Ése es el diálogo circular que tanto pregonaban?