Intuyo que no han incluido en sus modelos la reforma del Poder Judicial como una variable que afectará significativamente
¿Hay un antes y un después de la reforma judicial? No es una pregunta especulativa, sino una cuestión práctica: ¿se mantienen las premisas de promoción de México como la mejor opción para el nearshoring? Más aún, ¿qué pasará con la inversión privada, nacional y extranjera en los próximos años? ¿Qué pasará con el crecimiento económico, la generación de empleos, los recursos para los programas sociales?
Los expertos en derecho han dado sus argumentos y queda claro que el cambio es profundo y lleno de riesgos. Una cirugía hecha con machete. Los economistas han sido prudentes, quizá demasiado prudentes, al hacer sus proyecciones de lo que pasará con el PIB en el 2025 y más allá.
Intuyo que no han incluido en sus modelos la reforma del Poder Judicial como una variable que afectará significativamente. Lo creo así, porque las encuestas de expectativas de los expertos proyectan un crecimiento de 1% en el año próximo, aunque esa magra cifra está en línea con lo que ya dábamos por descontado que pasaría en el primer año de la Presidencia de Claudia Sheinbaum. Al poner el 1% asumen que la aguja no se movería nada o casi nada, aunque usted no lo crea.
En 2025, el gobierno tendrá que apretarse el cinturón para bajar el déficit fiscal en un monto que implicará recortes cercanos al billón de pesos. Este recorte al gasto público se producirá en un momento en el que la economía mexicana viene enfriándose. Así lo indican los datos de consumo, producción manufacturera y empleo. En el primer semestre de 2024, el PIB creció 1.4% y se ve difícil que el segundo semestre sea mejor. No lo está siendo.
¿Cuánto afectará el crecimiento económico la reforma del Poder Judicial? El pesimismo de los colegios profesionales de abogados todavía no se refleja en los pronósticos económicos, aunque las cuestiones relacionadas con gobernanza y Estado de derecho aparecen en la parte más alta de la lista de factores que limitan el crecimiento en la encuesta con expertos que hace el Banco de México.
¿Por qué ocurre esto? Todo ha ocurrido muy rápido. La semana pasada, apenas, el Senado hizo un homenaje a las películas de Luis Estrada para lograr la mayoría calificada que aprobó la reforma. Son cambios tan profundos y la implementación tan compleja que quizá nadie sabe qué peso asignarle a lo que viene.
Nadie se atreve a poner un valor económico a la reforma judicial, supongo, porque es muy pronto para hacerlo y porque es un fenómeno muy complejo que no viene solo. En la caja de bateo están otras reformas que prenderán otros focos: desaparición de los órganos reguladores, cambios drásticos en la regulación del uso del agua, prohibición de la minería a cielo abierto, etcétera. Adicionalmente, los pronósticos deberán incorporar el presupuesto 2025 que presentará el equipo de Ramírez de la O y los resultados de la elección de Estados Unidos.
En el peor de los escenarios, este combo de reformas nos colocaría en una ruta de confrontación con los socios del T-MEC y traería una baja en la calificación de la deuda soberana. Falta ver cómo reaccionan Estados Unidos y Canadá y, por supuesto, evaluar el presupuesto del primer año de Claudia Sheinbaum. No pretendo corregirle la plana a México Evalúa, pero el costo de una baja de calificación a la deuda sería bastante superior a 73,000 millones de pesos en costos financieros. Los fondos de inversión retirarían sus recursos de cualquier instrumento que no tenga grado de inversión. Eso significaría la salida de miles de millones de dólares que ahora están invertidos en México y un movimiento trepidatorio del tipo de cambio.
¿Estamos condenados al peor de los escenarios? No, confío en que la llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia traiga una cuota de pragmatismo que no hemos visto en las últimas semanas de López Obrador. Esto se podría reflejar en las leyes secundarias, en la implementación de los cambios y en los mensajes que ella emitirá a partir del primero de octubre. La próxima presidenta es realista y sabe que tendrá un reducido margen de maniobra, pero tendrá los superpoderes que vienen con la banda presidencial. Confío en que la banda tendrá muchos más atributos que el bastón de mando y que Claudia Sheinbaum los usará para encontrar una ruta de moderación y para tomar decisiones basadas en datos y en las mejores opiniones profesionales disponibles. Hablando de datos, ¿cómo le ponemos un número realista al costo de la reforma judicial y las otras reformas que vienen detrás de ella?