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La economía de Estados Unidos ha crecido a tasas anualizadas de 4.5 y 3.5 por ciento durante el segundo y tercer trimestre respectivamente, demostrando que la contracción de 2.1 por ciento del primer trimestre de este año fue causada por factores extraordinarios de tipo climático.

Asimismo, esa economía está creando empleos al ritmo más acelerado en más de 10 años. En lo que va del 2014 se han añadido casi 2.3 millones de empleos, lo que equivale a un promedio de 230 mil nuevos empleos mensuales. Adicionalmente, la tasa de desempleo ha disminuido de 7.2 a 5.8 por ciento en los últimos 12 meses y probablemente se aproxime a 5.5 por ciento en los primeros meses del 2015, casi un año antes de lo anticipado hasta hace unos meses por la Reserva Federal (Fed).

Ante el fortalecimiento cada vez más consistente en las cifras económicas de Estados Unidos, pero sobre todo en las de empleo, la Fed decidió la semana pasada poner fin a su programa de inyecciones de liquidez, conocido como Quantitative Easing (QE). Sin embargo, la Fed fue muy cuidadosa al mantener en su comunicado la frase que menciona que las tasas de interés se mantendrán en el nivel actual durante un periodo considerable.

Para el consenso de los observadores, esto significa que el siguiente movimiento de la Fed será un alza en la tasa de referencia a un nivel de 0.5 por ciento para mediados del 2015 y cercano a 1 por ciento para finales del mismo año. Aunque pudieran existir argumentos para que el alza de tasas se adelante al primer trimestre del año y para deducir que las tasas podrían subir más rápido de lo que espera el consenso, la Fed muy probablemente prefiera pecar de dovish que de hawkish, es decir que no comenzará un ciclo de alza en tasas hasta que tenga evidencia clara de que la recuperación económica es lo suficientemente robusta para no ser descarrilada por algún choque externo o interno.

Hay seis factores claves que la Fed tiene presentes para no actuar de manera anticipada: i) a pesar de la mejoría, la tasa de desempleo sigue en niveles elevados y la tasa de participación está en niveles históricamente bajos; ii) la política fiscal -que ha contribuido a una reducción importante en el déficit- sigue siendo un factor restrictivo; iii) la inflación sigue por debajo de su objetivo y las expectativas de largo plazo se han mantenido bien ancladas; iv) los precios de los commodities han bajado considerablemente y no se espera un repunte ante la desaceleración global; v) con la excepción de Estados Unidos, el resto del mundo está en una clara desaceleración; y vi) la apreciación del dólar, provocada por la anticipación de un alza en las tasas por parte de la Fed. Mientras el resto del mundo mantiene las tasas bajas, restará dinamismo al sector exportador de Estados Unidos y contribuirá a que la inflación se mantenga bajo control.

En la opinión de este columnista, está claro que Janet Yellen no quiere repetir los errores de política monetaria de 1937 cuando la Fed decidió subir las tasas de interés después de un periodo de recuperación de cinco años que siguió al comienzo de la Gran Depresión.

El alza en tasas, en conjunto con una política fiscal restrictiva, provocó una nueva recaída económica que prolongó la Gran Depresión. Ante este contexto, lo más probable es que la Fed comience el ciclo de alzas con pies de plomo.