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Ya sabe cómo son las minutas de las reuniones de decisión de política monetaria de la Junta de Gobierno del Banco de México, llenas de consideraciones económicas muy interesantes, pero en el anonimato.

Cuando un subgobernador del Banxico dice que sería conveniente que el gobierno federal contrajera más deuda para apoyar a las personas que pierdan su empleo, deja ver ese sesgo hacia una política más de izquierda.

Y cuando otro subgobernador sugiere que hay que evitar el mayor endeudamiento para prevenir un desequilibrio macroeconómico que impida la recuperación futura de la economía, no esconde esa formación hacia lo que hoy despóticamente se califica como tecnócrata.

Lo curioso es que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador rechaza por completo la primera postura, que corresponde a su ex subsecretario de Hacienda, Gerardo Esquivel, pero coincide plenamente con la segunda postura del subgobernador Jonathan Heath. Coincide con él, menos en aquello de la reasignación del gasto público.

Así, la política del gobierno federal de dejar a su suerte a millones de trabajadores, de no apoyar a la planta productiva con programas emergentes de capital o alivio fiscal para privilegiar la salud de las finanzas públicas, puede ser calificada como un salvaje sueño neoliberal. Privilegiar las hojas de balance sobre el bienestar de los ciudadanos parecería obra de un recalcitrante tecnócrata.

Basta con escuchar cuáles son las preocupaciones presidenciales para entender la clase de neoliberal que lleva dentro. Ese discurso de que una paridad de 22.30 pesos por dólar, en lugar de los 25, es un signo de recuperación económica, habla de un corazón de tecnócrata, pero con muy escasos conocimientos de la materia. Aquello del Índice del Bienestar del Alma parece más bien una pantalla.

De vuelta en las consideraciones de los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México, la mayoría de sus integrantes no tienen empacho en señalar que son muy importantes las medidas fiscales de apoyo a la economía mexicana que no pongan en riesgo la sostenibilidad de las finanzas públicas.

Es, como lo hemos dicho, anónima la minuta del banco central, pero la mayoría acepta el poco margen de esos apoyos por la reducción de la calificación de la deuda soberana. Uno considera que sí hay espacio para mas deuda, sabemos que ese es Gerardo Esquivel, mientras que otro consideró que hay margen de maniobra con la reorientación del gasto público de proyectos polémicos de gran envergadura a prioridades surgidas de la pandemia.

La mayoría, que no todos los subgobernadores del Banco de México, consideraron, durante la reunión del 14 de mayo pasado, que hay que generar políticas públicas que den certidumbre a la inversión privada y la importancia de mantener fundamentos macroeconómicos sólidos.

También algunos, que no todos, mostraron preocupación por la incertidumbre para la inversión.

Y hubo uno más, que puede darle sustento a eso del anonimato de la minuta, que consideró que la crisis sanitaria, en combinación con factores idiosincrásicos, puede reducir el crecimiento potencial del país a niveles no vistos en muchos años, lo que implicaría elevados costos económicos y sociales. Una radiografía de la combinación Covid-19/4T.