Elecciones 2024
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La noticia que ha acaparado la atención de los mexicanos en la última semana no es la fuga -o la amistosa salida- de cinco peligrosos reos del ampulosamente llamado Centro de Ejecución de las Consecuencias Jurídicas del Delito de Culiacán. En honor a la verdad el penal -fallado o fallido- debería llamarse Centro de Convivencia Social entre Miembros Distinguidos del Hampa.

Tampoco en los últimos días ha conmovido a la sociedad mexicana la localización de innumerables fosas clandestinas en el estado de Veracruz. Tan sólo en un predio, ubicado en el fraccionamiento Colinas de Santa Fe, en el puerto que le da nombre a la entidad, se han encontrado restos de por lo menos 245 personas que fueron enterradas de manera ilegal.

En cambio, se ha generado un asombro social, un escándalo que ha provocado variadas reacciones: se trata del robo cometido por el periodista mexicano Martín Mauricio Ortega, director del diario La Prensa, del jersey usado por el quarterback de los Patriotas de Nueva Inglaterra, Tom Brady, en el último Super Bowl. (De haber sido otro el ratero, imagino la primera plana del periódico que dirigió hasta el pasado 14 de marzo el presunto periodista metido a delincuente o el presunto delincuente metido a periodista: “Lo descubrieron y el caco tuvo que devolver la camisola de Brady. ‘No era de mi talla’, dijo el muy cínico”).

Ahora sabemos que el ejecutor de la felonía -en lenguaje coloquial: pinche rata- aprovechó la acreditación que le dieran como director de un medio de comunicación para darle vuelo a sus dos aficiones: el futbol americano y el robo de objetos relacionados con este deporte -no necesariamente en este orden-.

Según reporteros de otros diarios que lo trataron durante las distintas fases del evento, Ortega cargaba una bolsa con un casco, autografiado por jugadores, ídolos del deporte de las tacleadas, que, posteriormente, le quitaron por pertenecer a Von Miller, el Jugador más Valioso del Super Bowl 2016; también traía un jersey firmado por otro quarterback campeón, el ya retirado Kurt Warner.

El exdirector de La Prensa llevaba consigo un libro escrito por Emmitt Smith, jugador en el retiro que obtuvo tres Super Bowl jugando para los Cowboys de Dallas. Ante la incredulidad de su eventual acompañante, Arturo Palafox, editor de deportes del diario 24 horas, que vio el libro sin ninguna dedicatoria cuando se dirigían a una rueda de prensa en las instalaciones de unas radiodifusoras, Martín Mauricio Ortega logró que el mencionado libro le fuera firmado por su autor. Esto le consta a Palafox porque, en un alarde de presunción de su capacidad como caza autógrafos, Ortega se lo enseñó ya firmado por el famoso que lo escribió. Por cierto, según su propio comentario, el libro de Emmitt Smith, Mauricio pensaba regalárselo a su pastor. (Por este dato me imagino que el señor Ortega es cristiano creyente, lo cual es muy respetable. Pero no por respetable dejo de pensar que Martín Mauricio debe conocer el pasaje 23, 35-43 del Evangelio según San Lucas, donde Jesús perdona al buen ladrón).

La coordinación efectiva entre el FBI y las policías mexicanas para encontrar rápidamente la prenda robada y al que la hurtó me hace pensar que cuando existe voluntad y disposición en nuestros investigadores, pueden estar a la altura de los mejores. De esta observación se deriva la interrogante: ¿Por qué no pueden atrapar a Javier Duarte? ¿Hay consigna? O, de plano, el gordito en fuga es mucha pieza para jugar a las escondidillas.

Conforme se acerquen las elecciones del 4 de junio y, las instancias correspondientes, no tengan detenido al depredador de Veracruz, le va a costar carísimo cada voto a su favor al PRI. Existe quien piensa que Javier Duarte está localizado y lo van a mostrar ya aprehendido en el momento oportuno cerca de los comicios. Una pregunta: ¿Y si al gordito le da por hablar?

En las redes sociales la prenda robada y encontrada suscitó desde memes vaciladores hasta una apasionada petición de encarcelamiento inmediato para el ratero. Entre los memes me gustó el que dice que junto a la camisola robada encontraron el diario íntimo de Ortega donde escribió “n” cantidad de veces: “Sí merezco el jersey de Tom Brady”. “Sí merezco el jersey de Tom Brady”.

La apasionada petición de cárcel la leí en un twitter emitido el 21 de marzo, por @FelipeCalderón, quien escribió: “Autoridades mexicanas deberían tomar la iniciativa y meter a la cárcel al periodista que se robó el jersey de Tom Brady. Poner el ejemplo”.

El ex presidente mexicano, abogado de la Escuela Libre de Derecho, por pasión o por pasón, propaló su opinión sin considerar que el robo fue cometido en Houston, Texas, y que la parte afectada no ha demandado nada.

Por cierto, para encontrar el texto del tweet que usted recién leyó, puse en el buscador del Internet los nombres Ortega -por el apellido del periodista- y Felipe Calderón. Encontré un texto enviado el 3 de agosto del 2016: @FelipeCalderón “Ortega confirma su giro autoritario al nombrar a su esposa candidata a vicepresidenta”.

Se refería al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, pero de pasadita él se metió un autogol. Señor Calderón: Cuando juegue a la botella lea las instrucciones en la etiqueta: “El abuso en el consumo de este producto es peligroso para la salud (mental)”.