Elecciones 2024
Elecciones 2024

No hay que olvidar que a Andrés Manuel López Obrador, durante todo lo que va del siglo, sus opositores políticos lo vendieron como un peligro para México, cada campaña se incrementaba el número de calificativos negativos en contra del que, finalmente, ganó las elecciones en julio pasado.

La transición ha sido calificada como de terciopelo, porque los que se van reconocieron su derrota y los que llegan mostraron una enorme prudencia al momento de aterrizar el discurso de campaña a la realidad.

Pero eso se ha borrado con el paso de las semanas y a estas alturas, el gobierno que tomará posesión dentro de menos de 40 días parece no tener ganas de desmentir a los que lo acusaban de poner en riesgo la estabilidad.

El ejercicio partidista al que han llamado consulta ciudadana para interrumpir la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México pasó de un tema de arenga electoral a ser un daño auto infringido por parte del gobierno electo que habrá de tener consecuencias necesariamente.

Es la confianza la que se ve trastocada con este hecho, incluso si “ganara” la opción de Texcoco en la consulta, quedaría la duda de la firmeza de las decisiones del gobierno que viene.

Y ahora el enfrentamiento con las firmas calificadoras.

Esas empresas del sector financiero que se dedican a evaluar la posibilidad de que un emisor de deuda pueda ser capaz de cumplir sus compromisos están acostumbradas a las andanadas de los calificados.

Si no que le pregunten a Standard and Poor’s cuando se atrevió a degradar la calificación de la deuda estadounidense tras la Gran Recesión y el Departamento de Justicia los llevó a un juicio millonario.

Moody’s que cuestionó la viabilidad de dejar de exportar petróleo crudo, como lo adelantó el propio López Obrador, y sobre todo Fitch Ratings, que puso en perspectiva Negativa las calificaciones crediticias de Petróleos Mexicanos, han recibido la andanada de los que vienen a gobernar.

Absurdos e incongruentes, son tan sólo un par de adjetivos endilgados por el propio López Obrador y su equipo más cercano, como si se tratara de un complot internacional, una campaña de los mercados, dice el propio vocero del presidente electo, para afectar la cuarta transformación.

Ya hay efectos financieros de estos traspiés del gobierno que viene. La depreciación del peso frente al dólar es directamente adjudicable a estos episodios de abono a la desconfianza.

Lo que era una transición pacífica de acercamiento con los sectores productivos se ha convertido en un desencuentro con los empresarios, los medios y no pocos analistas que advierten los peligros de radicalizarse en el manejo financiero.

Si el gobierno del presidente electo Andrés Manuel López Obrador no cambia el tono de sus posturas en temas tan trascendentes como el aeropuerto, Pemex y el manejo financiero, se acabó la tersa transición y las semanas que quedan antes del ascenso al poder serán de más inestabilidad.

Y ni hablar de cuando asuman el poder y puedan tomar decisiones de gobierno, mandar iniciativas de ley que llegan a un Congreso donde no hay resistencia opositora y el diseño de un paquete económico que pone en blanco y negro todos sus planes financieros.