Los dirigentes partidistas ya marcaron distancia: al solicitar el registro del Frente Amplio por México ante el INE no convocaron a los representantes de los organismos ciudadanos
Marko Cortés, Alito Moreno y Jesús Zambrano cerraron filas. Conscientes de que el triunfo para Alejandra del Moral dependía más de la participación de la sociedad civil que de la movilización de las estructuras partidistas, pusieron la vista en la definición de la candidatura presidencial.
La victoria de Delfina Gómez ocurrió por un margen menor al originalmente proyectado. Apenas medio millón de votos; una brecha que no daba pie a imaginar un vuelco, producto de las impugnaciones, que de todas formas procedieron ante las instancias competentes.
Mientras cerraban el capítulo electoral del 2023, los dirigentes de los partidos que integran Va por México refrendaron su pacto: convocarían —por separado— a sendos procesos de selección interna, como fase previa a la nominación del abanderado de un frente amplio opositor. La sociedad civil organizada podría llamar a los aspirantes apartidistas —Gustavo de Hoyos, Germán Martínez o Gabriel Quadri, pero también Lilly Téllez y Xóchitl Gálvez— para correr por ese carril.
Algunos cuadros priistas —Enrique de la Madrid, destacadamente— estaban contemplados en ese escenario. Entonces, en el seno del Frente Cívico Nacional —el agrupamiento encabezado por José Guadalupe Acosta Naranjo— comenzaba a gestarse la primera versión del consejo ciudadano que organizaría el proceso de selección del responsable de construir el Frente por México. La gestación de un primer borrador del proyecto de nación y la pasarela en la que confluyeron los aspirantes presidenciales y reconocidos juristas, que pugnaron con suscribir una coalición de gobierno les dieron certeza sobre la pertinencia de sus esfuerzos. ¿La siguiente estación? Definir un método de selección de la candidatura única de la coalición.
Más simple: era necesario abrir a la ciudadanía esos procesos internos.
La cúpula nacional del PAN ya había dejado entrever cierta antipatía a la nominación de la senadora Téllez, lo que supuso un punto de quiebre. Los líderes de las organizaciones sociales entendieron que también podían controlar las elecciones internas, a través de la designación del árbitro y las reglas.
Quizá sea la prudencia de los dirigentes partidistas. O su instinto de sobrevivencia… El PAN cedió y —por primera vez en su historia— validó la aplicación de un mecanismo distinto al contemplado en su estatuto.
Con los escenarios drásticamente modificados, ya se verá si prevalece el factor X —de Xóchitl Gálvez, pero también de Claudio X. González— o si la nomenklatura partidista logra dominar los impulsos ciudadanos. La validación de las firmas de respaldo a los aspirantes es la última frontera.
Los dirigentes partidistas ya marcaron distancia: al solicitar el registro del Frente Amplio por México ante el INE no convocaron a los representantes de los organismos ciudadanos.
Hasta la irrupción de Xóchitl Gálvez como aspirante Presidencia, la cúpula de Movimiento Ciudadano había negado tajantemente la posibilidad de integrarse a Va por México. El veto naranja a un posible candidato priista –léase Alito Moreno— se hizo extensivo a los aspirantes panistas. No obstante, el Frente Amplio por México va. Y crece el sospechosismo sobre las verdaderas intenciones de Dante Delgado.
Efectos secundarios
OPORTUNOS. The Coca-Cola Company, en colaboración con ocho de sus socios embotelladores a nivel mundial, anunció el cierre de un nuevo Fondo de Capital de Riesgo Centrado en la Sostenibilidad por 137.7 millones de dólares. El fondo se centrará en cinco áreas clave con el mayor impacto potencial: empaque, calefacción y refrigeración, descarbonización de instalaciones, distribución y cadena de suministros. En México, The Coca-Cola Company y Arca Continental han invertido en PetStar, empresa líder en el procesamiento de PET grado alimenticio; Coca-Cola FEMSA ha invertido en IMER y en la creación de PLANETA, una planta de reciclaje de PET con tecnología de última generación.