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A las 23:50 horas de la Ciudad de México, el pasado jueves se registró un sismo de 8.2 grados en la escala de Richter, que tuvo como epicentro Tonalá, Chiapas, y que se sintió en 12 estados del sur y del centro de la República Mexicana. (A mi mujer y a mi hijo el temblor los agarró dormidos; a mí, que estaba despierto, el temblor me agarró en las piernas).

Al día siguiente en el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) el presidente Enrique Peña Nieto mostró a los reporteros el video que a través de su celular grabó en la residencia oficial durante el movimiento telúrico. A su vez, la cámara de Enrique Sánchez del Grupo Imagen, grabó lo que en la pantalla del aparato de Peña Nieto se reproducía: al fondo se ve una puerta abierta que da a una escalera, en primer término una lámpara redonda se bambolea notoriamente. Mientras mostraba la imagen ya descrita, el mandatario relató: “Es que yo estaba afuera, sonó la alarma, me bajé y estaba en la parte de abajo”… (dado que no tengo el gusto de conocer Los Pinos, no me atrevo a glosar sarcásticamente cómo es posible que estando afuera se baje y una vez ejecutada esta acción sea necesario aclarar que estás en la parte de abajo)… en fin, continúo reproduciendo (y comentando) la narración del Ejecutivo: “Y la verdad, a lo mejor, como me estaba moviendo, no alcancé a sentir el temblor”… (¿Se movía para captar con el celular cómo oscilaba la lámpara?).

Alguien que estaba detrás de la cámara del reportero Sánchez le comentó al presidente que el temblor estuvo largo y le preguntó: ¿Le dijeron cuánto duró? “Sí, sí”, expresó el interrogado a bote pronto y enseguida, ya que registró la pregunta, dijo “No sé”. Con la mirada buscó a un experto para que le aclarara el punto, mientras preguntaba: “¿Cuánto duró el temblor?”. Solícito se acercó un avezado funcionario del CENAPRED al que se le notaba que quería aprovechar sus 15 segundos de fama. Se posicionó exactamente frente a la cámara y explicó: “Presidente, varía en el lugar en el que estamos, pero en la zona blanda de la Ciudad de México, podría haber estado cercano a los dos minutos en donde lo percibe la gente”.

El mexiquense que va de salida, tras reiterar que él no sintió el temblor e informar que el del jueves ha sido el sismo de mayor magnitud que se ha sentido en nuestro país en los últimos 100 años, confió a los presentes: “Una vez sentí un temblor que nadie más sintió”. Aunque no pudo recordar cuándo sucedió sí dijo dónde ocurrió: “Fue ahí en Los Pinos y solamente se sintió ahí, no sé qué pasó”.

Esta revelación presidencial es para mí —lamentables desgracias aparte— de lo más destacable entre las notas engendradas por el sismo. ¿En qué momento Peña Nieto sintió, sólo él, un temblor en Los Pinos, sólo ahí? Surge la especulación y brota la conjetura.

¿Don Enrique, sintió que temblaba el 9 de noviembre del 2014 cuando un reportaje especial difundido en el sitio Aristegui Noticias, en la revista Proceso, en el periódico La Jornada y en el portal Sin Embargo informó: “Enrique Peña Nieto posee una casa en las Lomas de Chapultepec. Fue construida a su gusto por Grupo Higa, una de las empresas que ganó la licitación del tren México-Querétaro y que antes levantó obras en el Estado de México cuando él fue gobernador”?

También el sismo tan particular pudo ocurrir el 28 de enero del 2015 a consecuencia de la “verdad histórica” declarada por el entonces procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, sobre los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, quienes según él fueron asesinados e incinerados por los integrantes del cártel Guerreros Unidos. Como nadie se tragó el cuento del titular de la PGR, Peña Nieto sintió un terremoto al presentir que con la desaparición de los estudiantes guerrerenses comenzaba el deterioro irreversible de la imagen de su gobierno.

Se me ocurre que el movimiento sísmico únicamente registrado por él sucedió el pasado mes de julio cuando le presentaron el resultado de la encuesta denominada “Proceso electoral 2018. Fase Previa” que mandó realizar la oficina de la Presidencia y que arrojó como resultado un posible triunfo de Andrés Manuel López Obrador por cinco puntos de ventaja y en donde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) aparece hundido en el tercer lugar. Según el estudio demoscópico, elaborado con dinero público, el partido tricolor con cualquier candidato que presente no superará 16.6% de las preferencias electorales.

Pero pensándolo bien y debido a los tiempos políticos que vivimos, ¿qué tal si el sismo que se apreció en Los Pinos y qué tal y, como manifestó Peña Nieto, sólo él advirtió, fue porque el fiel de la balanza ya decidió quién, de los cuatro aspirantes que diera a conocer el senador Gamboa, será el candidato de su partido para sucederlo?

Váyase usted a saber cuándo, cómo y por qué el presidente sintió que temblaba en Los Pinos.

Colofón

• ¿Qué hiciste tú cuando terminó el temblor?

• Me vestí y me fui a mi casa.

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