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La economía mexicana no crece, la Inversión Fija Bruta tiene resultados negativos, el sector industrial está en recesión y el comercio se desacelera. Ni hablar de la falta de mejores expectativas hacia adelante.

Sin embargo, en medio de todo esto hay un aumento en el monto de la Inversión Extranjera Directa (IED) que, de acuerdo con la Secretaría de Economía, entre enero y septiembre de este año registró, según los datos preliminares, 26,056 millones de dólares, un aumento de 7.8% con respecto al mismo periodo del año anterior.

Este dato mereció que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador pidiera explicaciones sobre por qué el incremento si el resto de los indicadores de la economía confirman que México presenta un estancamiento. Y el jefe del Ejecutivo merece esas interpretaciones en un afán de que tenga más información para que la sociedad aspire a una mejor toma de decisiones.

De entrada, el dato de IED recién dado a conocer es una cifra preliminar y, por la experiencia de años anteriores, hemos visto que se ajusta a la baja. Así que no hay que tomarlo como un hecho definitivo.

Además, este incremento tan presumido de 7.8% es inferior a los porcentajes de aumento reportados en iguales periodos del 2017 y el 2018 en su comparación en el año inmediato anterior. En esos dos años el incremento de las cifras preliminares había sido de dos dígitos. Si les sirve para fines propagandísticos, se puede comparar la cifra con el resultado del 2016, cuando incluso fue un dato negativo.

Pero hay una explicación adicional que es urgente que entienda la 4T y que explica por qué la economía ronda el cero crecimiento y la IED sube a esos niveles. Allá afuera, en el mundo, está en marcha una guerra comercial que tiene consecuencias para el planeta entero. Anticipa la posibilidad de una recesión global para la que deberíamos estar preparados.

Pero en esta fase, en la que Estados Unidos y China se aplican aranceles y limitan sus operaciones comerciales, ambos países buscan alternativas de proveeduría de esos productos de su contraparte que dejan de recibir.

México es, por ahora, uno de los grandes beneficiarios del conflicto comercial entre las dos potencias. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) llevó a cabo un estudio en torno a este conflicto comercial, y llegó a la conclusión de que México es uno de los dos países más beneficiados con la disputa y que Estados Unidos compró de México 3,500 millones de dólares en productos que no compró a China.

Esto implica que Estados Unidos movilice a México parte de su capacidad de infraestructura para suplir esas importaciones.

Hay que entender el aumento de la IED en el contexto de un conflicto que dejará daños globales, incluso para México.

Así que, lejos de asumir ese pequeño dato preliminar como un triunfo, hay que ver que la economía mexicana no está lista para las consecuencias mundiales de esa guerra comercial.