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La inflación del mes de mayo suele ser negativa por la baja en las tarifas de la electricidad en algunas partes del norte del país. No hay otra manera de enfrentar esas temperaturas por arriba de los 40 grados si no es con el aire acondicionado encendido.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía reporta una baja de más de 23 por ciento en esos cobros. Descuentos que no son para todos pero que sí influyen en la medición general de la inflación.

Con todo y este fenómeno, que se revierte al final del verano cuando las tarifas de la electricidad vuelven a subir, el indicador general inflacionario ya alcanzó el doble de lo que está marcado como la meta del Banco de México (Banxico).

No tiene tanto tiempo que veíamos la inflación general muy cercana a 2 por ciento y ahora, con la medición de la primera quincena de mayo el Índice Nacional de Precios al Consumidor se ha elevado hasta 6.17 por ciento.

A pesar, insisto, de que el registro quincenal fue negativo en -0.34 por ciento.

Los precios que más se han elevado de acuerdo con esa medición más reciente son los energéticos y los precios autorizados por el gobierno, con 13.5 por ciento anual. Mientras que la mayor contención y menor traspaso se ha dado en el sector servicios con 3.49 por ciento.

Es justamente esto lo que justifica el más reciente aumento de la tasa de interés de referencia del Banxico hasta el nivel actual de 6.75 por ciento

En primer lugar, está claro que si Agustín Carstens se quedó seis meses más en el cargo de gobernador del Banxico es porque exigió total libertad para tomar las medidas monetarias que considerara necesarias la Junta de Gobierno.

Está claro que a quien peor le cae cada aumento recetado en el costo del dinero es al gobierno federal que persigue un crecimiento más dinámico y de paso cada punto base que sube la tasa implica más recursos que destinar al servicio de su deuda.

Pero también si el que más se ha despachado con el aumento de precios este año es el gobierno, tampoco puede haber mucha queja, al menos pública, por las determinaciones con facha de halcón de los banqueros centrales mexicanos.

Y justamente como el traspaso de las presiones inflacionarias todavía es tenue a determinadas mercancías y a otros precios como los servicios y los salarios, es momento de aventar toda la caballería monetaria para que ese 6 por ciento que ahora se registra en términos anuales desaparezca lo antes posible.

Si permea la idea de que la inflación está al doble de lo que pensaban, se cierra el círculo vicioso del aumento de precios.

El banco central mexicano sabe que puede regresar estos niveles actuales a registros menores, ayudarán las estadísticas en los meses por venir, pero el dato de la primera quincena de mayo no sólo justifica la sorpresa del aumento de la tasa durante la pasada reunión de política monetaria, sino que también adelanta que el Banxico está armado y no dudará en usar todo su arsenal contra la inflación.