El reporte correspondiente fue desvelado el pasado sábado 20, como parte de la revisión de la Cuenta Pública 2019 ordenada por la Comisión de Hacienda de San Lázaro
Herencia de la reingeniería peñista, la Secretaría de Cultura prometió una ruta distinta durante la Cuarta Transformación. Un nuevo rumbo que estaría marcado por la austeridad republicana y la descentralización administrativa.
Alejandra Frausto —exdirectora de las Culturas Populares en la anterior administración, cercana a Rafael Tovar y de Teresa— apuró la mudanza a Tlaxcala, sin limitaciones presupuestales: para el primer año del sexenio, la Cámara de Diputados le autorizó 12,894 millones de pesos, de los cuales 40% fueron directamente asignados al sector central de la dependencia.
Más de 5,200 millones de pesos, cuya gestión financiera fue fiscalizada por la Auditoría Superior de la Federación. El reporte correspondiente fue desvelado el pasado sábado 20, como parte de la revisión de la Cuenta Pública 2019 ordenada por la Comisión de Hacienda de San Lázaro.
Y la mitad de ese monto —2,574 millones de pesos— fueron erogaciones para cubrir pagos diversos, entre ellos 1,766 millones de pesos para 31 personas morales, públicas y privadas, que por su importancia fueron seleccionados para revisión por la ASF.
Había pasivos de la administración anterior y fue lo primero que hicieron. Pero la asignación presupuestal del 2019 era para otros rubros y la SC no tramitó la autorización de la SHCP para orientarlos a esos propósitos. Tampoco mostró a los auditores los comprobantes de los bienes y servicios pagados y presuntamente entregados por los proveedores a las áreas solicitantes.
Enseguida, los salarios de la secretaria y sus colaboradores. La ASF detectó erogaciones para plazas no autorizadas —75 millones de pesos— y pagos en exceso —26 millones— respecto de las remuneraciones autorizadas por tabulador salarial de la 4T. Otros 190 millones de pesos fueron a una nómina que tenía 16,500 registros, de personal contratado vía outsourcing, autorizados por la directora de capacitación cultural de la dependencia federal sin tener facultades.
La recolección de la basura, con Gerlim; la renta de vehículos con Casanova Vallejo y el contrato SC/DGP/PS/01948/19 con CREA, empresa filial de OCESA, y la empresa tapatía Arinder –especializada en eventos artísticos– también desvelan pagos en exceso, requisiciones sin la documentación justificativa y la carencia de entregables.
La renta de inmuebles o el Premio de Literaturas Indígenas de América 2019, entregado por la Universidad de Guadalajara, también fueron observados por la ASF.
La titular de Cultura ya había afrontado embates mediáticos, hace seis meses, cuando fueron esparcidos rumores sobre su remoción. Fuego amigo que en su caso fue la reacción a los golpeteos mediáticos contra el subsecretario Hugo López-Gatell y la secretaria Luisa María Alcalde cuyo patrocinio le fueron atribuidos.
Las observaciones de la ASF a la Cuenta Pública 2019 podrán ser solventadas, pero acrecentaron las dudas sobre la capacidad del equipo de Frausto, justo cuando acaban de arrancar las festividades por el Bicentenario de la Consumación de la Independencia y los 500 años de la caída de México-Tenochtitlán.
¿Fuego amigo o pleitos palaciegos? La Coordinación de la Memoria Histórica tiene como presidenta honoraria a Beatriz Gutiérrez Müeller, quien junto con Eduardo Villegas, han preparado un amplio calendario de eventos que culminarán justo dentro siete meses. La secretaria Frausto, estudiosa de las culturas populares, quedó a cargo de la revalorización de la gastronomía de los pueblos originarios y el concurso de música.
El esfuerzo interinstitucional ha sido disparejo. Los reclamos a la cancillería han ido más allá del supuesto retraso en el envío de las invitaciones e involucran otros pleitos del que no puede abstraerse el reciente ajuste en la legación mexicana ante la Casa Blanca, cuyo último capítulo es la inusual —Agustín Gutiérrez Canet dixit— entrevista concedida por la embajadora eminente Martha Bárcenas a The Washington Post.
Las disensos entre los cercanos a Palacio Nacional, cada vez más notorios. Los pleitos entre las corrientes morenistas por las candidaturas son una cosa. Otra, más grave y profunda, es la disputa por los sentimientos de la Nación.