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Los dólares a 18.80 pesos no son un triunfo económico de la 4T. Tenemos una fijación social con el tipo de cambio porque los gobiernos populistas del siglo pasado pretendieron defender paridades fijas como perros y fracasaron.

Es un hecho que el actual periodo de revaluación de la moneda mexicana poco tiene que ver con una inundación de capitales deseosos de invertir en México, no hay un aval del mundo a las políticas del actual gobierno a través de esa relativa fortaleza cambiaria. La paridad se mueve mucho más por factores externos.

Siempre será bueno tener una paridad estable. Entre otras cosas, ayuda a mantener la inflación bajo control. Pero no es un indicador de éxito económico de un gobierno.

Para que haya crecimiento tiene que haber inversión. Es así de sencillo. Los subejercicios y reasignaciones presupuestales que hizo el gobierno en el gasto de inversión tuvieron mucho que ver en el frenazo que se dio la economía el año pasado.

Empezamos el 2020 con dos datos poco alentadores sobre lo que podemos esperar para el desempeño económico, al menos en el arranque de este año.

El primer dato es la baja confianza empresarial y el segundo refleja cómo esos desconfiados empresarios no invierten.

Por ejemplo, el Indicador de Confianza Empresarial Manufacturero, que mide el Inegi, está por debajo de esa frontera de 50 puntos que marca un nivel de un mínimo optimismo. En diciembre pasado este indicador estaba en 49.5 puntos, tras un derrumbe en picada a lo largo de todo el 2019.

Y ni hablar del indicador similar que mide la confianza de los empresarios de la construcción, porque ése lleva en el terreno del pesimismo, ¡desde mediados del 2016! Lo único que levantó este indicador temporalmente fue la construcción del aeropuerto en Texcoco, y llegó este gobierno y les destruyó esa luz de esperanza.

El indicador de la confianza de los empresarios del sector comercial ya está tocando la puerta de esa frontera del pesimismo y no parece que haya manera de cambiar la percepción.

El otro indicador básico para hacer previsiones de crecimiento es la Inversión Fija Bruta (IFB). Ésta mide los gastos realizados en maquinaria y equipo, así como en la construcción. O lo que es lo mismo, para que haya producción industrial se requiere al menos invertir en un taller y un torno.

Este indicador marcó una de las bajas más pronunciadas de los últimos tiempos, para una época sin crisis económica. Hasta octubre pasado, la IFB presentaba una caída anualizada de 8.7%; la compra de maquinaria y equipo, un derrumbe de 9.5%, y la construcción, 8 por ciento. Todo esto en cifras desestacionalizadas y de acuerdo con el más reciente reporte del Inegi.

En 15 días conoceremos el Producto Interno Bruto del 2019, y seguro nos contará una muy mala historia del año pasado. Pero con estos indicadores podemos adelantar que no se ve un muy buen panorama de arranque de este 2020.