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Los mercados entraron en pánico porque sobreestimaron la capacidad de China para contener el coronavirus. La fábrica global está en alerta roja.

En tiempos del coronavirus, ¿quién dice qué es lo irracional? En Japón, han empezado a poner candados de bicicleta para evitar que se roben el papel del baño de los sanitarios públicos. Esto es noticia, porque en ese país las bicis no necesitan candados para estar seguras en la calle.

¿Por qué los mercados se desplomaron con la baja de 50 puntos base en las tasas de la Fed? En tiempos normales, esta reducción significaría un impulso a los mercados. Esta vez no fue así, porque los inversionistas interpretan la decisión de la Fed como la confirmación de sus peores temores. No hay buenas noticias en el frente de la salud y tampoco en los indicadores de producción industrial. En salud, el virus se ha extendido a más de 60 países en los cinco continentes. En la industria, el foco rojo está en China, que en febrero registró su nivel más bajo desde el 2005. Queda por ver lo que pasa en Italia, pero con China basta: es la fábrica del mundo y responsable de un tercio de la producción industrial del mundo.

¿Qué dicen los mercados? Los precios de las materias primas y del sector turismo ya habían incorporado el efecto de China, pero han entrado en pánico en la medida en que el virus se expande por el mundo y la industria de China no vuelve a la normalidad. Estamos en un shock de oferta y para remediarlo no sirve la baja en las tasas de interés. Hay un riesgo de parálisis en industrias clave por falta de insumos industriales made in China.

El dragón es el proveedor de 30% de bienes intermedios en la cadena de producción global. La interrupción de los procesos provocada por el coronavirus amenaza a industrias como automotriz y electrónica. Hasta ahora han echado mano de insumos que se habían producido hasta la primera quincena de enero. Muy pronto se agotarán los inventarios y muchas empresas entrarán en la dimensión desconocida.

El grado de riesgo está relacionado con la dependencia de la fábrica china que tiene cada empresa. Estados Unidos y Japón son los más vulnerables, porque desde hace mucho tiempo pusieron a China en un papel protagónico en su cadena de producción global.

¿De qué tamaño será la afectación? China está haciendo el mayor de los esfuerzos para resolver la crisis de salud en marzo y, en esa lógica, el escenario ideal es que la reanudación plena de las actividades industriales se daría en este mes. El problema es que no ha podido. Los mercados han entrado en pánico, entre otras cosas, porque en un primer momento sobreestimaron la capacidad de China para contener y resolver el problema. El virus ya llegó a la región industrial de Italia y está muy fuerte en Corea del Sur. La fábrica global está en alerta roja.

En el corto plazo, esto es una pésima noticia para México. La caída del precio del petróleo hará daño a Pemex y presionará las finanzas públicas. Tendremos además volatilidad en el tipo de cambio y la Bolsa de valores. El primer trimestre del 2020 el Producto Interno Bruto estará coqueteando con la recesión.

En el mediano plazo, algo bueno puede venir para México. Muchas empresas de Estados Unidos se tomarán muy en serio la necesidad de reducir su dependencia de China en la cadena de valor y buscarán alternativas. México es una opción lógica, por la cercanía geográfica, por el T-MEC y por las historias exitosas de inversión industrial extranjera. No será pronto ni ocurrirá de manera automática. Hay muchas cosas que corregir para pasar a la siguiente etapa de desarrollo industrial. Las asignaturas pendientes incluyen el combate a la inseguridad, avances en el Estado de derecho y maduración del sistema de investigación y desarrollo. No nos basta con tener al dragón enfermo.