“Estar en siglo”, participar del mundo y de la historia de su tiempo, fue santo y seña de la Compañía de Jesús, una orden combatiente que no quería recluirse en conventos ni concentrarse en los misterios del más allá, sino ser el ejército de Jesús su compañía en el sentido de solidario, pero también militar … Continued
“Estar en siglo”, participar del mundo y de la historia de su tiempo, fue santo y seña de la Compañía de Jesús, una orden combatiente que no quería recluirse en conventos ni concentrarse en los misterios del más allá, sino ser el ejército de Jesús su compañía en el sentido de solidario, pero también militar de la palabra.
No sé gran cosa de papas y papados, ni simpatizo mayormente con los rituales del poder temporal de la Iglesia, pero el papa Francisco, Jorge Bergoglio, es o parece cada día más como un hombre de su tiempo, un hombre en su siglo, verdadero heredero del linaje de la Compañía de Jesús.
Ha sorprendido al mundo, no sé si también escandalizado a su grey, tomando posiciones liberales en algunos de los dilemas morales de la Iglesia.
Ha expulsado del templo al crimen organizado de Calabria y Nápoles, de cepa católica, igual que quien fuera obispo de Cuernavaca, Luis Reynoso, excomulgándolos de la iglesia con mensajes de rechazo a domicilio.
Ha levantado los velos de la impunidad sobre sacerdotes y dignatarios católicos encanallados por su pedofilia y por diversos géneros de abuso infantil.
Ha levantado en cambio las mallas de la discriminación en favor de los homosexuales, antiguo estigma católico que a los ojos de Bergoglio no son sino parte sufriente y con derechos espirituales a salvo en su grey.
Ha readmitido en la grey católica a los divorciados, hasta ahora excluidos de ella.
Ha hecho la encíclica de mayor calado y pertinencia no solo en torno al cambio climático como un problema global, sino en torno a la dimensión moral que implica la carrera loca y globalmente autodestructiva del consumismo.
Hace solo unos días tocó el corazón de otro gran tabú católico, al autorizar a sacerdotes que den la absolución a mujeres que llevan en su cuerpo la herida del aborto.
Bergoglio está en su siglo con elocuencia, valor y generosidad. Un Papa de su tiempo.
(México rebasa el promedio mundial de abortos en mujeres de entre 15 y 24 años, con 33 interrupciones por cada mil embarazos, según informó el pasado mes de marzo el Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia). (http://m.reporteindigo.com/nota.php?id=88122).
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