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Hay millones de mexicanos a los que Morena les está diciendo, falsamente, que si no votan por sus candidatos, perderán los programas sociales de que gozan.

No es difícil decir quiénes son estos beneficiarios engañados porque las cuentas ya las hizo María Amparo Casar en su estupendo artículo El gran benefactor, publicado en el Nexos de abril, que empezó a circular ayer.

Dos hechos, escribe Casar:

Uno. “La mayoría de los beneficiarios no piensan que los programas sociales son un derecho. Piensan que hay un gran benefactor que se los regala por generosidad. Enterado de esta percepción, López Obrador arreció la apropiación privada, la personalización, de todo programa social. Lo logró. En 2020, 43% de los beneficiarios creían que sus programas venían del gobierno federal y 32% que se los daba AMLO. Tres años después, 55% lo señalaban a él como el origen de los programas” (Encuesta MCCI-Reforma 2020-2023).

Hay, entonces, un 55%, de mexicanos beneficiarios de algún programa social, a quienes nadie les ha dicho que el presidente no es su benefactor, sino que su benefactor es el Estado mexicano, y que recibirán su programa social gane quien gane.

La consecuencia electoral de esta abusiva pedagogía oficialista es enorme.

Escribe Casar:

Segundo hecho: “El 59 % de los beneficiarios directos o indirectos de estos programas votarían por Sheinbaum. Entre los no beneficiarios, el porcentaje de votantes por Sheinbaum baja a 39%. La probabilidad de votar por Claudia aumenta 20 puntos entre los beneficiarios. (Buendía y Márquez, febrero 2024)”.

Xóchitl Gálvez está pidiendo al INE que informe a esos millones de beneficiarios que nadie les quitará sus programas, voten por quien voten, mientras estén en la Constitución.

Creo que el INE debería dar a estos millones de beneficiarios la información correcta sobre los programas, para impedir que se manipule su voto.

Su explicación de las reglas hará el juego más limpio, porque hoy hay millones de jugadores que ignoran una regla básica: que los programas sociales que reciben no son del presidente, ni de Morena, sino de ellos mismos, y que nadie se los puede quitar mientras no cambie la Constitución, voten por quien voten.