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La semana pasada se dio a conocer el primer anuncio de política monetaria del 2020, en el cual Banxico redujo la tasa de interés de referencia por quinta reunión consecutiva en 0.25% para ubicarla en 7 por ciento.

Aunque esta decisión estaba totalmente descontada por el mercado, la atención de los observadores y especialistas estaba en el contenido del comunicado buscando pistas sobre el rumbo de la política monetaria para el resto del año.

La primera señal a destacar es que por primera vez, desde mayo del año pasado, la decisión de reducir la tasa en 0.25% fue unánime, a diferencia de las reuniones anteriores, en las que uno de los miembros de la Junta de Gobierno había votado a favor de una reducción más agresiva de 0.50 por ciento.

La unanimidad de la votación, aunada al reconocimiento de que la inflación ha tenido un ligero repunte y que las expectativas de la inflación subyacente también, fue interpretada por el mercado como un tono ligeramente menos acomodaticio que el percibido en reuniones anteriores.

Esta situación contribuyó a que el peso mexicano se apreciara a su mejor nivel en 18 meses después del anuncio de Banxico.

A pesar de este tono menos acomodaticio, Banxico reconoció que el estancamiento de la actividad económica se ha extendido y anticipó que revisará a la baja el estimado de crecimiento para el PIB y al alza el estimado de inflación publicados en el último informe trimestral de inflación en noviembre.

Esta situación no debe tomar por sorpresa a nadie, ya que las cifras preliminares del cuarto trimestre del año pasado y los indicadores adelantados de este año muestran un estancamiento continuo.

No obstante, las revisiones de Banxico seguramente se acercarán a lo que ya está descontado dentro de las encuestas más recientes entre los especialistas del sector privado.

En declaraciones posteriores a medios, el gobernador de Banco de México reconoció que el atractivo diferencial de tasas entre México y Estados Unidos le ha permitido a nuestro país mantenerse como un destino interesante para las inversiones de portafolio, dando estabilidad al tipo de cambio.

Asimismo, el gobernador reconoció que la incertidumbre global (principalmente atada a las tensiones comerciales) y algunos factores internos han contribuido a que la inversión productiva se mantenga rezagada.

A pesar de la estabilidad en el tipo de cambio, una mejoría en las condiciones financieras a nivel global y un menor costo de financiamiento, resultado de una política monetaria menos restrictiva por parte de Banxico, la inversión productiva sigue sin reactivarse.

En la opinión de este columnista, esta situación se debe principalmente a una falta de confianza, debido a una creciente percepción de incertidumbre legal y normativa, así como el aumento en los niveles de inseguridad.

Aunque el mercado mantiene su expectativa de dos o tres recortes adicionales de 0.25% en lo que resta del año, Banxico será sumamente cauteloso ante la posibilidad de cualquier choque, tanto externo como interno, para procurar la estabilidad de las condiciones financieras y de los precios.