Nada casual hubo en ese encuentro, en el Prendes. En el entorno del auditor oaxaqueño existe plena certeza de que una fuga de información ha permitido a la diputada acceder a su agenda
Mala, por simplona, la excusa del presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Nacho Mier, sobre su comida con el auditor superior de la Federación, David Colmenares Páramo. Prolija, legisladora hidrocálida María Elena Pérez-Jaen exhibió la indolencia de ambos personajes y obligó al titular del órgano autónomo a dejarse de pretextos y acudir personalmente al Palacio Legislativo, para entregar el primer informe de la Cuenta Pública 2022.
Nada casual hubo en ese encuentro, en el Prendes. En el entorno del auditor oaxaqueño existe plena certeza de que una fuga de información ha permitido a la diputada acceder a su agenda.
¿Fuego amigo en la ASF? Juan Manuel Portal, antecesor de Colmenares, también afrontó un periodo crítico, exacerbado por un ingrediente personalísimo que catalizó la socialización de lo que ahora se conoce como “la Estafa Maestra”. El Inai en esa historia —dicho sea de paso— no tuvo otro papel más que el referido en la ley. Ni más ni menos.
En el sexenio peñista, la centralidad del aparato de rendición de cuentas estuvo en los órganos autónomos, pues Felipe Calderón quiso desaparecer a la Secretaría de la Función Pública, que tuvo un encargado de despacho —Julián Olivas— hasta que explotó el escándalo de la llamada Casa Blanca de las Lomas. Entonces, Luis Videgaray llamó a Virgilio Andrade para limpiar ese desastre.
En la actual administración, Irma Eréndira Sandoval nunca pudo recorrer los laberintos de la administración pública federal. La ASF había sido colonizada por cuadros validados por el MC y el PRD en San Lázaro, antes de la llegada de la Cuarta Transformación. El Grupo Oaxaca es el epítome que marca a David Colmenares, para bien y para mal.
El pago de favores políticos, pero sobre todo la oaxacanización de esa instancia administrativa, han sido la constante en los señalamientos contra el auditor superior de la Federación, cuyas capacidades técnicas sólo han sido puestas a prueba por la valuación del NAIM.
En vísperas de la entrega de su informe, la ASF ahora enfrenta señalamientos por presunto nepotismo, derivados de la designación de Heladio Ramírez Pineda como director general jurídico. Su padre fue gobernador de Oaxaca hace cuatro décadas y su hermano, Luis Antonio, actualmente dirige Nacional Financiera y anteriormente estuvo al frente del Issste.
Al menos una decena de mandos medios y superiores en la ASF son oaxaqueños. Colmenares Páramo, economista de la UNAM, fue secretario de finanzas en el sexenio de Heladio Ramírez López. En septiembre de 2018, apenas unos meses de haber tomado protestado como auditor superior, contrató al hijo de su exjefe, no obstante que carecía de experiencia como abogado.
En el desempeño de sus funciones —de acuerdo a las denuncias que fueron entregadas a esta columna— hay una extensa lista de abusos laborales, despidos injustificados —recién dio de baja a una abogada que perdió un litigio laboral valuado en un millón de pesos— y la firma de acuerdos reparatorios en diversos procedimientos penales notoriamente improcedentes, que han acrecentado la cartera vencida y sobre todo la impunidad en esa institución dependiente de la Secretaría de Hacienda.
Las denuncias contra Colmenares por este nombramiento están aderezadas de un tufo nepotista. Su hermano trabajó en Segalmex y eso le ha acarreado severas críticas, por el evidente conflicto de interés.
Los señalamientos también tocan a la familia Ramírez Pineda. Narcedalia, exlegisladora federal priista, trabajó en el peñismo como directora del Instituto Nacional de Economía Social y ahora es asesora en la ASF.
En este sexenio, sus hermanos Margarito y Luis Antonio, trabajan en Nafin, instancia en la que además hay acumuladas otras denuncias por presuntas irregularidades administrativas que involucran a Martha Irasema Uriarte Hernández, directora de recursos humanos, y Paulina Moreno García, directora general de administración y finanzas del banco de desarrollo.
Más allá de chauvinismos, en la mira está un grupo cercano al secretario de Hacienda, en el que destacan Iván Pliego Moreno, Julio César Cervantes y Juan Pablo de Botton.