Los patrones climáticos registrados este año tienen indicios de que serán tan amenazadores como los vividos en 1997 y 1998
El registro de mayores anomalías en la temperatura del planeta producto del fenómeno de “El Niño” es el que data de 1997 y 1998, que produjo terribles consecuencias en nuestro hemisferio boreal: las costas de Sudamérica, Centroamérica, el Pacífico mexicano y la corriente de California se vieron alteradas, provocando intensas lluvias en el estado de Baja California, así como lluvias hasta el sur de Perú y norte de Chile.
También el aumento de la temperatura provocó la aparición de epidemias, la erosión en las costas, incendios forestales, sequías prolongadas, así como enormes pérdidas en los sectores pesquero y agrícola.
Incluso aquella vez, en el invierno de 1997, la combinación del frente frío con intensas lluvias provocaron una nevada en el norte y centro de Jalisco.
El invierno que recién acaba de entrar no ha distado de las anomalías de la parte final de la década de los noventa, donde incluso temperaturas superiores a los cero grados en el Polo Norte contrastan con las intensas nevadas y heladas en el Norte de México.
El notable aumento de la temperatura de la superficie oceánica, las altas temperaturas registradas en el hemisferio norte y que hayan indicios de que “El Niño” no muestre signos de retroceder, pueden ser tres fundamentales razones para creer que en este 2016 vivamos un fenómeno natural tan grande y poderoso, considerado el peor de la historia.
La Agencia Espacial Estadounidense (NASA, por sus siglas en inglés) considera el período de 2015-2016 comparable a lo que muchos llamaron “el fenómeno monstruoso” de hace 18 años.
“No hay duda, son muy similares. Los fenómenos de 1982-1983 y 1997-1998 fueron los de mayor impacto en el anterior siglo y en muchas maneras parece que ahora vemos una repetición”, explicó a la BBC Mundo, el experto de la NASA, William Patzert.
El experto Patzert, especialista en análisis de fenómenos climáticos relacionados a la circulación oceánica y el aire, señaló que en esta ocasión “es casi un hecho que los impactos serán enormes”.
Aumento del nivel de los océanos
Las altas temperaturas son muy superiores a las usuales que reporta el océano Pacífico, son un indicador de que existe ahora una gruesa capa de agua caliente. La elevada temperatura muestra que existe es un “patrón clásico” del fenómeno cuando ya está casi o completamente desarrollado.
El gráfico anterior ilustra niveles inusualmente altos en el oceáno Pacífico a la altura de la línea del Ecuador. Además, la existencia de agua caliente y tibia acumulada en la zona provoca también la formación de nubes y tormentas que ya comenzaron a producirse en parte de América Latina, fundamentalmente en países por debajo del Ecuador.
En contraste, el bajo nivel de lluvias en el sureste asiático contribuyó a la multiplicación de grandes incendios que han cubierto de humo a la región desde hace unas semanas, incluso extendiéndose hasta Oceanía, que igual se asemeja sorprendentemente con los registros de 1997.
El calor en la región del Pacífico en 1997 fue uno de los fenómenos climáticos que generó inundaciones vistas pocas veces en países como Bolivia, Paraguay, Perú, Argentina y Brasil en aquel año y el siguiente, tal como ahora.
“El Niño” no disminuye
“El Niño”, en términos sencillos, es un fenómeno natural que ocurre cada dos o siete años cuando las aguas cálidas de la región central del océano Pacífico se expande hacia el este, acercándose a las costas de América. Así, generalmente alcanza su momento más agudo a finales de año pero sus efectos se sienten a lo largo de la primavera del hemisferio norte e incluso pueden durar un año después.
No obstante, la NASA señala que el fenómeno de este año no muestra signos de disiparse. Eso indicaría la aparición de “un gran y poderoso “El Niño”, explica la NASA.
Tampoco las temperaturas disminuyen
Patzert explicó que el calentamiento global actualmente es un factor nuevo que influye en los efectos y la naturaleza del fenómeno natural. “El planeta está más caliente ahora, eso es un hecho importante. Un planeta más caliente genera consecuencias más peligrosas, eventos más extremos”, precisó el analista de la NASA.
En tanto, Patzert anticipó que los efectos de “El Niño” se sentirán en Estados Unidos entre enero y marzo. Este año se están registrando temperaturas mucho más altas de lo habitual en el hemisferio norte.
En el propio Polo Norte, este 30 de diciembre se estima que la temperatura ha estado por encima de los cero grados Celsius, cuando lo normal son 25 grados.
Además, la NASA estima que “El Niño” parece el responsable de unas inusuales tormentas que han cubierto de nieve el norte del país. Hay nieve en partes de Sonora por primera vez en 33 años
No todo son malas noticias
El experto indicó que, pese a los pronósticos, hoy en día hay una mayor infraestructura y avances científicos que puedan tomar previsiones para resistir a los fenómenos meteorológicos.
No obstante, las consecuencias de “El Niño” se prolongarán todo este 2016 en forma de inundaciones, en la propagación de epidemias, y en otras partes, fuertes sequías prolongadas, principalmente en Sudamérica.
Al final, “no importa dónde usted viva, sentirá los efectos del fenómeno de “El Niño”, reza una conclusión.
Con información de BBC