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Desastres naturales y COVID-19 destruyen la economía y el sector salud en Centroamérica
Los desastres naturales y la pandemia de COVID-19, destruyen la economía y el sector salud en América

El paso de los huracanes Eta e Iota en menos de dos semanas por Centroamérica deja a miles de personas todavía más expuestas al COVID-19, sobre todo para quienes han perdido el cobijo de sus casas y se enfrentan desde refugios temporales a un virus que ha segado miles de vidas en América.

Oxfam alertó este miércoles que el istmo, con 260 mil positivos hasta el momento, puede sufrir un posible aumento de contagios como “consecuencia de los huracanes y el hacinamiento en albergues” donde calcula que hay unas 30 mil personas.

La situación en Centroamérica empeora el panorama del continente, con cifras que dibujan una gráfica ascendente, 23.5 millones de casos y 682 mil muertes acumuladas, según el reporte diario de la Organización Mundial de la Salud, a diferencia de la disminución de casos y muertes que vive Europa.

Por países, en América, Estados Unidos ha superado ya los 11 millones de positivos y muestra una tercera oleada de contagios; Brasil se mantiene en 5.8 millones, mientras que Argentina supera los 1.3 millones de positivos, y Colombia está sobre los 1.2 millones.

Desastres naturales no se detienen en pandemia

Centroamérica enfrenta la crisis sanitaria derivada del COVID-19, al mismo tiempo que atiende, con muchas limitaciones por su precario sistema de salud, las emergencias que han dejado en las primeras dos semanas de noviembre los huracanes Eta e Iota.

Distintas organizaciones no gubernamentales han mostrado su preocupación ante el efecto adverso que supone el COVID-19 y el paso de los huracanes. UNICEF alertó hace una semana sobre el riesgo de un aumento de la propagación de enfermedades, incluida el COVID-19, en los centenares de albergues habilitados en la región.

La agencia de la ONU calculaba que más de 110 mil personas, incluidos unos 44 mil niños, han sido evacuadas a refugios temporales en Honduras, Nicaragua, Guatemala, Belice, Panamá, Costa Rica y El Salvador, donde las distancias de bioseguridad son difíciles de mantener y la preocupación por la supervivencia relega la pandemia a un segundo plano.

Por su parte, Oxfam hizo hoy un llamado a la comunidad internacional “para que haga efectiva” su ayuda a Centroamérica donde hay más de 260 mil casos registrados de COVID-19 y alertó que puede sufrir un aumento de contagios como consecuencia de los huracanes y el hacinamiento en albergues.

Se calcula que Eta, que llegó a ser un huracán de categoría 4, dejó en el istmo al menos 144 muertos, 120 desaparecidos, destrucción y suelos saturados de agua y más proclives a deslaves.

Los estragos causados por Iota, que llegó a la categoría 5, aún no han sido contabilizados, pero en Nicaragua ha dejado ya al menos 8 muertos.

A los desastres naturales, cada vez más virulentos por efecto de la crisis climática, se le suman la reaparición de enfermedades que tensan aún más los sistemas de salud, como en Paraguay, país que se prepara para una nueva temporada de dengue, que este año tendrá que convivir con el COVID-19.

Nueva York cierra escuelas

En Nueva York, el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, declaró que cerrará sus escuelas a partir del jueves por “precaución” debido al aumento de casos de COVID-19, que crecen por todo Estados Unidos.

Estados como California, Nuevo México, Oregón y Dakota del Norte, entre otros, han anunciado diferentes medidas para hacer frente a este repunte, que incluyen el cierre temporal de negocios; la prohibición de actividad física en espacios cerrados, la limitación de ella en lugares abiertos y la suspensión de actividades escolares extracurriculares.

Mientras tanto, el presidente saliente, Donald Trump, sigue ignorando la crisis de una pandemia fuera de control en la mayor parte del país, que añade más de unos 150 mil casos diarios desde hace una semana y donde las hospitalizaciones batieron ayer un nuevo récord de 73 mil.

En total, Estados Unidos superó hoy el cuarto de millón de muertos, con 250 mil 29 muertos por COVID-19 y casi alcanza los 11.5 millones de casos confirmados, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

La pandemia también empeora en México, donde casi llega a las 100 mil muertes y rebasa el millón de contagios, y sus embates se sienten en la economía que agoniza con una caída acumulada del 9.6  por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), con decenas de millones de nuevos pobres y la ausencia de una política económica del gobierno que solucione el problema.

El foco rojo de la pandemia se cierne también sobre el Caribe, donde Jamaica se convirtió hoy en el primer país de la Comunidad del Caribe (Caricom) en superar los 10 mil casos positivos por COVID-19.

Mientras tanto, Belice, Guyana, Surinam y Trinidad y Tobago siguen sumando muertos y contagiados por la pandemia de COVID-19.

Chile y Uruguay son polos opuestos en la evolución de la pandemia. El primero informó ayer de  mil 3 nuevos casos y 20 muertes por COVID-19, y solo 79 pacientes en estado crítico, una de las cifras más bajas de las últimas semanas.

Uruguay alcanzó el martes un nuevo récord de casos diarios de COVID-19 con 104 contagios y superó por primera vez la barrera de los 100 en una misma jornada desde que se anunciaron los positivos iniciales y se decretó la emergencia sanitaria el pasado 13 de marzo.

Vacunar al 20 por ciento de Latinoamérica costaría dos mil millones de dólares

La farmacéutica Pfizer dio a conocer que su vacuna contra COVID-19 tiene una eficacia del 95 por ciento a partir de los 28 días después de la primera dosis, según un comunicado de la propia compañía, que ya emitió una primera evaluación de eficacia hace algunos días.

Pese a las “buenas noticias” recientes sobre el desarrollo de posibles vacunas contra la enfermedad, vacunar al 20  por ciento de la población de América Latina y el Caribe costará más de 2 mil millones de dólares, informó la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que instó hoy a considerar las vacunas como una inversión “inteligente y necesaria”.

Sabemos que la entrega de una vacuna será desafiante y costosa”, declaró el subdirector de la OPS, Jarbas Barbosa, en una rueda de prensa.

Con información de EFE