Elecciones 2024
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Aquí, como todos, perdiendo las hojas del calendario.Florestán

Por muchos años me tocó, como reportero, cubrir la noche de El Grito, unas veces en el Zócalo, con la gente que iba a divertirse entre puestos de antojitos, venta oculta de tequila y cervezas, huevazos de harina, empujones, la lluvia inevitable de cada 15, el Zócalo lleno de alegría y el momento central: el Presidente desde el balcón central de Palacio Nacional invocando a los héroes que nos dieron Patria. Sí, había silbidos al Presidente, pero al vitorear a los héroes y cantar el Himno Nacional, se daba una emoción que solo se podía sentir en esa plaza y esa noche.

Con los años, la seguí cubriendo y algunas veces me tocó en los salones y patios de Palacio Nacional, donde convivía la frivolidad de los invitados con la marcialidad de los cadetes del Colegio Militar en el salón de recepciones, y el recorrido que desde su despacho, ya con la banda, hacía el Presidente en turno acompañado de su esposa, en medio de los aplausos y zalamerías de los asistentes, que luego asaltaban los balcones para ver a la masa del proletariado, casi siempre bajo el agua y envuelta en plásticos, responder los vítores presidenciales.

Terminados éstos, bajaban al patio central y el asalto era a la cena en la que se decían a disgusto, pero pocos superaban el desdén de no ser invitados. Se quejaban de los problemas para llegar a Palacio, de la seguridad para entrar, de las filas, de la mesa que les había tocado, de los comensales, del menú ma-lí-si-mo, de los tragos, escasos y breves y de que el Presidente no los había saludado. Juraban que era la última vez que iban, pero eso duraba hasta la invitación al siguiente Grito. En realidad, han ido siempre los mismos invitados especiales, al paso de los gobiernos.

Y se daba la negación de la democracia, como en la corte francesa, el pueblo mojándose en la plaza comiendo pambazos y la aristocracia sexenal en Palacio brindando, gratis, y quejándose.

El viernes, aunque ya se sabía, el secretario del Presidente, Erwin Lino, anunció que por decisión del mismo Peña Nieto y con motivo del programa de austeridad oficial, cancelaba la cena de El Grito, lo que fue una gran decisión la de acabar con el indignante boato de los de arriba y el menosprecio a los de abajo.

Aunque haya sido por austeridad.

RETALES

1. AFECTO. Para quienes iban a cargar contra Rosario Robles por la disminución de Sedesol a Sedatu, el presidente Peña Nieto les mandó una señal: será su representante en la ceremonia del Grito de Dolores y lo fue a la toma de posesión de Claudia Pavlovich;

2. RUBIO. Agustín Basave no iría por la libre en la presidencia del PRD. El candado se llama Beatriz Mojica en la secretaría general. Pero no es asunto juzgado, ahí está la opción Ríos Piter; y

3. DEFINICIÓN. Ricardo Anaya debe decidir si va a dejar morir solo a Guillermo Padrés o le va a extender el manto protector mariano. m

Nos vemos mañana, pero en privado

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