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Tlaxcala es el único estado de la República que no presenta un cuadro crítico de lo que habría que llamar “endeudamiento por complicidad de poderes”, proceso común a prácticamente todos los demás gobiernos estatales.

Tlaxcala es el único estado cuya deuda no ha crecido. Y no se escucha de él, como de otros endeudados, que haya perdido el paso, esté azotado por la violencia, postrado económicamente, con sus inversiones públicas colapsadas.

En lo que herede este gobierno a su sucesor, los tlaxcaltecas no tendrán que sumar la quiebra de sus finanzas públicas y sus calamidades concomitantes: mendicancia en el gobierno federal, ajustes draconianos del gasto público, repudio de deudas con proveedores, despido de burócratas y escándalos judiciales vinculados a los abusos del endeudamiento.

He ahí un modelo virtuoso que debería servir como guía. Illades y García Moreno describen así sus componentes:

El único estado que no comparte en términos generales las características aquí descritas es Tlaxcala, ya que su Constitución sólo permite la contratación de deuda si es aprobada por dos terceras partes del Congreso, y sólo en caso de que no haya deuda previa en la categoría para la que se busca obtener un préstamo.

Asimismo, es un caso distinto en cuanto a composición del congreso local: es de los pocos que no tiene ninguna mayoría clara. Más aún, en este nuevo trienio disminuirá el número de diputados, pasará de 32 a 25 y el gobernador será elegido para un periodo de cuatro años y ocho meses, para empatar su elección con las intermedias federales del próximo sexenio. Y, por último, actualmente Tlaxcala es gobernado por el PRI, el sexenio pasado lo fue por el PAN y el anterior por el PRD. Es el estado más plural de México en esos términos. http://www.nexos.com.mx/?p=28276

El gobierno que estableció la restricción constitucional para contratar deuda en Tlaxcala fue el anterior a esos tres, gobierno también priista, de José Antonio Álvarez Lima, compañero de estas páginas.

La mucha o poca deuda no es un criterio suficiente para juzgar el buen o mal desempeño de un gobierno. Lo inaceptable de la deuda de los estados no es su monto, sino su discrecionalidad, su opacidad, su falta de restricciones al contratarla y su pobre ejercicio en casi todo, salvo en corrupción y dispendio.

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