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Hay que informar, pero no exagerar la ligera recuperación que ha tenido el peso frente al dólar durante las últimas sesiones. Vamos, no hay nada que informar a ocho columnas.

Y si hay que tomarlo con calma es porque no existe ninguna recuperación del peso mexicano, porque eso implicaría que algo tiene la economía mexicana que aumenta la confianza externa y atrae capitales sobre otras opciones emergentes y maduras.

Si destapamos la champaña porque los dólares están en 15.20 y no en 15.50 podríamos regresar a la depresión cuando la turbulencia vuelva a tumbar la cotización.

No hay que perder de vista que estamos en medio de uno de los cambios de política monetaria más importantes en la historia de Estados Unidos. Un momento que será materia de estudio en los años por venir, porque quedará en la historia lo que hizo la Reserva Federal (Fed) con su política hiperlaxa de tasas en cero por años y compra de miles de millones de dólares en bonos para inundar al planeta con su moneda para estabilizar y hacer crecer otra vez su economía.

Hoy se escribe el relato de cómo habrá de salir el banco central estadounidense de ese plan maquiavélico que tanto alteró al mundo, que rápidamente se acostumbró al dinero fácil pero que hoy sufre con su retiro.

Hasta hoy la Fed ya ha retirado su plan de liquidez, dejó de comprar bonos hipotecarios desde finales de octubre y no tiene un plazo definido para iniciar el proceso de incremento en las tasas de interés hasta lograr una neutralidad monetaria.

En ese camino de incertidumbre lo que cuenta son las señales, las que dejan ver los banqueros centrales de ese país y las que revelan los datos económicos.

Los mercados esperan la combinación de una inflación en torno a 2% anual, un crecimiento sostenido de la actividad industrial y el consumo, y una creación de empleos robusta que baje más la tasa de desocupación.

Mientras más datos apunten en esa dirección, hay más posibilidades de que inicie el proceso de incremento en la tasa de referencia interbancaria de la Fed. Y mientras más débiles sean estos indicadores, más distancia ven con el inicio de esta regularización monetaria.

El viernes un mal dato de las nóminas no agrícolas separó a los mercados del temor de un primer aumento en la reunión de junio, lo que les hizo soltar dólares para tomar posiciones en otros mercados. Esto debilitó la moneda de Estados Unidos y como consecuencia fortaleció otras divisas.

Entre las monedas que más han ganado en estos días están el rublo ruso y el real brasileño, porque también son dos de las divisas más golpeadas por la fortaleza del billete verde.

El peso se ha fortalecido frente a un dólar temporalmente débil por un dato económico. Pero está claro que al siguiente buen dato positivo arrojado por la economía estadounidense que pueda acercar a la Fed a la tan temida decisión, habrá de venir una nueva depreciación.

La revaluación de estos días puede ser temporal en medio de un proceso histórico de cambio en la política monetaria de Estados Unidos. La tranquilidad tiene que volver a los mercados, porque está claro que a nadie conviene un dólar tan caro, empezando por los propios estadounidenses. Pero tomemos las noticias con más calma.