Vacunación, el talón de Aquiles

A nadie, ni a ustedes ni a mí, nos conviene que fracase el programa de vacunación contra el COVID-19. Se requiere que el gobierno federal tenga éxito en este proceso, que no haya filias ni fobias, porque la estrategia NO es política, aunque sean tiempos electorales.

Si no bajan los contagios y muertes por este virus, la economía seguirá a la baja, se incrementarán las cifras de pobreza, habrá más negocios cerrados, desempleo, médicos que trabajan sin descanso, mayor inseguridad, hospitales saturados… En fin, urge que se aplane la curva y que la vacunación sea rápida, transparente y eficaz.

Parece que la vacunación es el talón de Aquiles del gobierno federal. Las señales no han sido alentadoras, primero con que siempre no llegarán las dosis que se compraron a Pfizer, que los médicos no se han terminado de vacunar, que los maestros de Campeche que no están en clase y los servidores de la Nación ya tuvieron su primera dosis y, por si fuera poco, renuncia la encargada del Plan Nacional de Vacunación.

Pues qué les cuento, que si el hombre de las cifras erráticas, el subsecretario Hugo López-Gatell, hiciera bien su trabajo, entonces no tendríamos dudas. Pero, por favor tomen una silla y siéntense cómodamente, pues resulta que 229 doctores; especialistas; presidentes de asociaciones, federaciones y colegios de todo el país; así como la Comisión Nacional de Salud de Coparmex y Sí por México, tienen seis preguntas, sí, sólo seis y son contundentes.

Las preguntas van desde cuáles son los laboratorios a los que el gobierno mexicano ha comprado vacunas, cuántas y por qué se optó por ese fabricante; hasta cuál es la composición y función de cada uno de los integrantes de las brigadas de vacunación y dónde se pueden atender casos de emergencia.

Ojo, esta pregunta es básica, pues el COVID-19 ha matado más a jóvenes que a adultos mayores. Por ello, los especialistas plantean: “El gobierno ha señalado que vacunar primero a los adultos mayores garantiza reducir un 80 por ciento la mortalidad por Covid. Sin embargo, entre los adultos jóvenes con problemas de diabetes y obesidad hay muchas muertes ¿por qué no modificar las prioridades o complementar los criterios?”

Otra pregunta buena: “En países como Estados Unidos se permitirá la aplicación de la vacuna en farmacias, consultorios y hospitales privados para acelerar la vacunación, ¿por qué en México no se hace lo mismo?, ¿Las autoridades aceptarán la colaboración del sector privado?”.

En ese pronunciamiento que se dio a conocer el lunes pasado se advierte que, contrario a lo esperado, las autoridades no han contribuido a crear un clima de certidumbre, porque desde el inicio de la pandemia su manejo de la información ha sido ambiguo y contradictorio.

El pronunciamiento lo firmaron exsecretarios de Salud como Salomón Chertorivsky, la Federación Mexicana de Radiología e Imagen A.C., el Patronato de la Asociación para la Prevención de la Ceguera, el Presidente del Consejo Mexicano de Radiología e Imagen A.C., la Sociedad Mexicana de Cardiología y decenas de especialistas.

Y no es que le quiera echar más sal a la herida, pero, recientemente, Our World in Data dio a conocer una gráfica sobre la velocidad a la que los países vacunan contra COVID-19. Ahora les recomiendo un shot de tequila y que respiren profundamente, pues resulta que con nuestro ritmo, México se tardaría 105 meses en tener a la mayoría de su población vacunada. ¡Así como lo está leyendo!

Israel y Emiratos Árabes se tardarían cuatro semanas, Estados Unidos seis meses, España 16 meses, Canadá 17 meses, Brasil 41 meses, Panamá 55 meses y nuestro país 105 meses, es decir, ¡8.7 años!

La responsabilidad de la vacunación es de López-Gatell y del aviador, perdón, del doctor Jorge Alcocer. Es de sabios rectificar, esperemos que haya un giro de timón y México vuelva a ser líder en vacunación.

La columna de Lourdes Mendoza Peñaloza se publicó originalmente en Eje Central.

Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.