Hoy Xtabay sigue intentando perseguir a los hombres que andan tomados en la noche, seduciéndolos para llevárselos y ya nunca regresar, pero parece que ya no tiene tanta fuerza como hace un par de siglos, se va desvaneciendo entre la incredulidad y la tecnología
Los cuentos, mitos y leyendas son narrativas invaluables que han acompañado a la humanidad desde sus inicios, desempeñando roles cruciales en la comprensión del mundo y la transmisión de valores culturales.
Nos han permitido darle explicaciones a fenómenos naturales y existenciales, ayudando a las sociedades a entender su entorno, reflejando los temores, deseos y esperanzas de una comunidad a través de relatos simbólicos, abordando cuestiones complejas como el origen del mundo, la vida y la muerte.
Al ser transmitidos de generación en generación, los mitos se enriquecen con nuevas interpretaciones y adaptaciones, formando una herencia cultural de una riqueza inimaginable, que ayuda a las comunidades a construir su identidad y a enfrentar nuevos desafíos.
La tradición oral, era el principal medio de transmisión de esta riqueza. Hoy este patrimonio se enfrenta un inmenso reto, pues se ha debilitado debido a la disminución del tiempo dedicado a las narraciones en familia, y la falta de interés de las nuevas generaciones. La inmediatez de la cultura digital ha desplazado en gran medida las largas sesiones de cuentos, mitos y leyendas.
Sin duda debido a la fuerza que tenían dentro de las comunidades, muchas de estas fueron utilizadas como herramientas para el control social y cultural. Estas se transforman según quien las narra, y cambian su sentido en el tiempo, sobre todo cuando se trata de pueblos conquistados.
Me encontré con una leyenda hermosa, de esas que me generan ganas de pensar. Entro en mi cabeza y le he dado vueltas, porque me enfrenta a ese espacio donde lo “bueno y lo malo”, una paradoja sobre la forma en que le damos peso a estas afirmaciones, que marcan situaciones de conflicto, pues la interpretación sobre ellas pueden ser contradictorias, ilógicas o dañinas.
Al menos a mí me permite detenerme, reflexionar, y buscar muchas veces otras palabras como “nutricio” o no. Que marca un proceso para obtener, digerir y asimilar los nutrientes de aquellas cosas que hacen bien a mi cuerpo, mi mente y mi alma, expandiendo mi conducta hacia el mundo que me rodea.
Se trata de dos hermanas Xkeban y Utz-Colel, aunque hay algunas narraciones que no mencionan su lazo de sangre, pero vamos a pensar que lo eran. Ellas vivían en un remoto pueblo de Yucatán en México.
La primera era una mujer hermosa, emocional, cariñosa y sexualmente liberal, se contaba que tenía muchos amantes. Los lugareños la llamaban “Xkeban”, cuyo significado es “Prostituta”. El pueblo solía menospreciarla, no la saludaban cuando se la encontraban y apartaban a los niños. ¿Cómo iban a ver con buenos ojos a una mujer así? Era hija de una familia prominente de la comunidad, pero expulsada por ellos a punto de no nombrarla. A pesar de ser considerada una mujer de la calle, tenía un gran corazón, era humilde y compartía todo lo que tenía con los enfermos y los más necesitados.
En el mismo pueblo vivía su hermana, era igual de bella llamada Utz-Colel, era considerada un ejemplo a seguir. Era refinada, de buen vestir, decente, virtuosa, de una rígida pureza y rectitud, pero con un alma fría. En su interior no había cabida para la bondad, odiaba a los pobres y no podía estar cerca de los enfermos, pues sentía repulsión. Presumía de su virginidad y no permitía que ningún hombre se le acercara, pues siempre estaba pensando en que estos siempre tenían malas intenciones. A su hermana la desconocía y era la primera en condenar su conducta.
Un día, se percataron de que Xtabay tenía varios días sin abrir su puerta, sobre todo sus clientes estaban extrañados, porque ni siquiera en el pueblo se había dejado ver. Los que no tenían tratos con ella no le dieron mucha importancia, tal vez andaría en algún pueblo, haciendo lo que mejor sabía hacer; ofrecer su cuerpo a los hombres. El tiempo siguió su rumbo y en el pueblo apareció un olor dulce, no había rincón que no estuviera impregnado por esta fragancia. Comenzaron a buscar la fuente de tan enervante aroma, hasta que alguien frente a la puerta de Xtabay dijo “viene de aquí”. Intentaron entrar pegando a la puerta hasta que uno dijo “hay que derribarla” para su sorpresa, la encontraron muerta, custodiada por animales que evitaban que las moscas se acercaran a su cuerpo. Un pequeño grupo le dio sepultura y junto a su tumba crecieron flores de aromas y fragancias espectaculares, incluyendo al Xtabentún, que es la flor del licor tradicional que todavía se consume en la actualidad.
Utz-Colel se sorprendió al ver que la muerte de su hermana había generado tanta belleza, y altivamente pensó que su propia muerte sería más celebrada. Pero cuando murió, todo el pueblo que fue a su funeral fue impregnado por un hedor malvado, llenado el aire que respiraban, insoportable. La enterraron y de su tumba creció una planta cactácea puntiaguda llamada “tzacam”.
Infeliz con este resultado, Utz-Colel pactó una venganza con la muerte y regresó a la tierra de los vivos con el nombre de Xtabay (se pronuncia esh-ta-bai), de cabello largo y oscuro, y vestido blanco. Espectral se desliza flotando entre las espinas puntiagudas de un grandioso árbol de ceiba, sagrado para los mayas. Allí, se cepilla el pelo, entregada al pecado. La gente la llamaría chokoj pool (cabeza caliente, aunque también tiene el fuerte significado de prostituta).
Cada noche, entonces, aparece detrás de un árbol para seducir y tentar a los hombres borrachos, esperando así que su cuerpo se vuelva perfumado como el de su hermana. Los hombres seducidos morirán bajo métodos perturbadores de tortura, arrojándolos después al agua y de ahí al inframundo.
Aún hoy, los hombres en todo Yucatán reportan encuentros con la misteriosa Xtabay. Ella suele salir de caza cuando los hombres intoxicados sufren de delirios y visión borrosa.
Me parece intrigante la percepción de cómo en esta cultura, entra un ingrediente donde la bondad es superior a aquello considerado por muchas sociedades como algo “malo”.
Después de la llegada de los españoles se tiñó con algunos nuevos matices, los sacerdotes de la colonización necesitaban crear orden y disciplina. Usando los símbolos mayas originales, manipularon muchas leyendas. En ésta el árbol de ceiba que representaba la unión entre el cielo, la tierra y el inframundo. Para ellos, estos tres niveles son esenciales para comprender su visión del universo. Creen que de ella surgió el primer hombre, lo que la convierte en un símbolo de vida y fertilidad.
Entonces, los españoles lo empezaron a asociar con la oscuridad, como un símbolo misterioso del mal. Al transformar el significado del árbol de bueno a malo, los colonizadores podían promover el cristianismo como salvación. Como resultado, la leyenda hoy es considerada “mestiza”, una combinación de las dos culturas.
Según el maestro Luis Cahún, Xtabay tiene relación con una deidad maya que no era mala, la diosa Xtab, diosa de los suicidas y ahorcados, quien acogía a los espíritus de las personas que decidían tomar este camino, y los ayudaba a transitar por el Xibalbá. Imagen que fue transformada hasta concebirla como algo malo, pues el suicidio, desde la mirada occidental de esa época, era un acto aberrante y un pecado, al punto de no permitirles ser enterrados en los cementerios.
Pero también, es muy probable que la imagen negativa de la Xtabay se haya originado entre los mayas y no entre los europeos, pues tal vez los mayas buscaban proteger la ceiba sagrada a través de esta leyenda sobrenatural, así no era cortada. Eso será difícil saberlo.
Las mujeres pecadoras y transformadas aparecen en la Biblia como Rahab, una prostituta que tuvo un papel significativo en su tiempo, conocida por haber ayudado a los espías israelitas en Jericó, lo que resultó en su salvación y la de su familia, cuando los israelitas conquistaron la ciudad. Ella es mencionada en el libro de Josué (Josué 2:1; 6:17-25) y es reconocida como una mujer de fe que fue recompensada por su valentía y lealtad a Dios, convirtiéndose en parte de la genealogía de Jesús (Mateo 1:5).
Está la mujer que ungió los pies de Jesús con perfume, en la casa de un fariseo. Aunque no se menciona su nombre, se la describe como una mujer conocida por su vida pecaminosa, y Jesús le ofreció perdón y redención (Lucas 7:36-50).
Es importante destacar que María Magdalena, a menudo fue confundida con una prostituta, pero no es descrita como tal en la Biblia. Ella era de Magdala, donde las mujeres sabían leer y escribir y eran dueñas de su patrimonio, cosa que pudo haber generado envidia y condenación por ser libre, pero en la Sagrada Escritura es presentada como una seguidora de Jesús y testigo de su crucifixión y resurrección.
En nuestra leyenda maya tal como nos llega hoy, aquella considerada como disoluta viviendo de manera licenciosa, entregada a vicios y placeres con múltiples amantes, se transforma en una figura redentora, generosa y solidaria. Su muerte y el aroma dulce simboliza su bondad, lo que contrasta con la percepción negativa que se tiene de su comportamiento en vida.
La otra en cambio, vive una vida de rectitud, pero sin compasión. El hedor desagradable que soltó su cuerpo refleja la falta de amor en su vida.
La leyenda de Xkeban y Utz-Colel no solo es un relato fascinante del folclore maya, sino que también sirve como un vehículo para transmitir enseñanzas morales, y advertencias sobre el comportamiento humano en el contexto del proceso de evangelización.
Su rica simbología y conexión con la cultura local, han permitido que esta historia perdure a lo largo del tiempo, adaptándose a nuevas realidades, perdiendo algo de su esencia original, como quizá pasa con todas aquellas culturas colonizadas, donde las tradiciones, leyendas y mitos son transformadas en algo más, para servicio de quien llega a imponer otra forma de pensar.
Hoy Xtabay sigue intentando perseguir a los hombres que andan tomados en la noche, seduciéndolos para llevárselos y ya nunca regresar, pero parece que ya no tiene tanta fuerza como hace un par de siglos, se va desvaneciendo entre la incredulidad y la tecnología. Tampoco persigue a los niños para que se asusten, evitando que salgan en la noche y se comporten adecuadamente, hoy prácticamente no salen, enchufados a los aparatos para que no den lata, para que no necesiten salir de casa. Quizá podamos seguir contando la leyenda, aunque sólo sea para que no se pierda.
DZ