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Úrsula Southeil; Madre Shipton bruja de York ocultista y profeta
Foto de chris 論 – CC BY 3.0.

Una cueva puede ser un lugar que aviva emociones con distintas características. Nos puede llevar a cruzar la frontera de lo inimaginable donde el aire frío y la humedad nos eriza la nuca y nos cubre con un halo de curiosidad. Nos lleva a fisgar dentro de sus entrañas, para develar sus más profundos misterios. Quizá en el fondo es como una metáfora de nuestra propia obscuridad, ahí donde habitan los secretos y se mezclan embadurnándose de historias, de sueños y promesas.

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Foto de chris 論 – CC BY 3.0.

Estoy en Knaresborough en Yorkshire, Inglaterra, un lugar que tiene dos atracciones turísticas que, año con año, atrae a curiosos de muchas partes del mundo. La primera es el “Petrifying Well”, abierto en 1630. Un pozo que transforma cualquier objeto dejado allí durante un periodo de meses y que va adquiriendo un exterior pedregoso.

El folklor de los pueblos de la campiña inglesa transformó un fenómeno natural de evaporación y deposición con un alto contenido de mineral, en brujería o magia. De tal envergadura es nuestra imaginación cuando no encontramos respuestas plausibles para lo que vemos y no entendemos; entonces lo barnizamos, lo entintamos con misterio, magia y alquimia y lo transmitimos generación tras generación con más matices, quitando y agregándole a la historia a capricho. Cosa que me apasiona, no porque no crea en que todo es posible, si no porque decantar la historia, es un pasatiempo que me apasiona.

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Foto de el pozo crystalinks.

Cruzando un hermoso puente que deja pasar las aguas del río Nidd, dejando por detrás las casas antiguas, está una cueva que es la que ha llamado mi atención. Al cerrar los ojos para entrar en materia de ir sintiendo la humedad, voy acostumbrando a mis pupilas a la obscuridad, voy sintiendo sus muros destilando el enigma de una mujer que se dice nació aquí, una noche de tormenta en la época que reinaba de Enrique XVII de Inglaterra padre de Enrique XVIII. ¿Será que la cueva pueda ayudarme a purificar lo que es ficción de lo que en verdad paso?

Por lo pronto me adentro en lo que hay escrito y voy colocando los pequeños signos de interrogación sobre todo aquello que encuentro. Esa es una manía que tengo, me gusta cuestionar casi todo antes de hacerlo mío. Inhalo profundo, aun sabiendo que el aire de las cuevas, está lleno de gases, esporas y microorganismos que habitan en el lugar.

Así con esta antesala, comienza la historia que se cuenta; dicen que su madre se llamaba Agatha y contaba apenas con quince años, cuando dio a luz a una pequeña que nació deforme. Por más que intentaron arrancarle el nombre del padre, nunca dijo quien era. Al cumplir la niña dos años, el abad de Beverly se apiadó de ellas y la pequeña fue entregada en adopción y la madre ingresada como novicia en un convento donde murió, sin volver a saber de su hija.

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Foto de chris 論 – CC BY 3.0.

Cuentan que era una niña extraña, tanto en apariencia como en naturaleza. Nariz grande y torcida, espalda doblada, piernas arqueadas; todas las características de una auténtica bruja. La palabra con solo nombrarla desprende un olor azufrado y podrido como el agua de las flores muertas en un jarrón. Esta fisionomía hizo que la gente local se burlara de ella, gritándole insultos al pasar.  A “Hija del averno”, “Concubina del maldito” le seguían los escupitajos, los empujones, así que fue volviéndose silenciosa y huraña pues era mejor estar sola. Pasó gran parte de sus días visitando la cueva donde nació, allí estudió el bosque, las flores y las hierbas donde aprendió el arte de hacer remedios y pociones.

Su leyenda se hizo con el territorio cuando comenzó a manifestar dones psíquicos, pues era muy pequeña; la adivinación y la profecía gestaron frutos que después se volvieron grandes leyendas y mitos. Muchos han traspasado la frontera del tiempo y siguen permeando en los alrededores de la cueva y del pueblo que albergó sus pasos en una época de grandes cambios.

Decían que había embrujado al carpintero del pueblo, pues nadie logro explicarse por que a los 24 años se casó con él. Era un hombre común y corriente que jamás se hubiera enamorado de una mujer así de fea. No tuvieron hijos y él murió un par de años después y se dijo que lo había envenenado. Es en esta época donde Úrsula Southeil toma el apellido que la acompañaría hasta este siglo donde su leyenda sigue generando curiosidad. Así el lugar quedo bautizado como la cueva de la Madre Shipton, quien seguirá siendo testigo en el tiempo de su paso por ahí, sin importar ya, como haya sido este.

Sus hazañas entintadas de leyenda, dieron material para mucha literatura incluso para la publicación sobre sus profecías en las que supuestamente predijo cosas con precisión, incluyendo la muerte del cardenal Thomas Wesley, la disolución de la Iglesia Católica o la muerte prematura del hijo del rey Eduardo VI de Inglaterra. Cuentan que habló sobre el reinado de María I de Inglaterra conocida como “Bloody “ Mary. Se dijo que develo el ascenso de la reina Isabel y previno de los horrores de la llegada de la terrible plaga a Londres en 1665. En algunos escritos aparece incluso que predijo la invención de los barcos de hierro y que con detalles vio el gran incendio de Londres en 1666. Pero aun más extraordinaria fue su predicción sobre la derrota de la armada española.

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Foto de chris 論 – CC BY 3.0.

La fe en las profecías atravesó todos los niveles de la sociedad Tudor. Alcanzó un punto álgido durante la peligrosa década de 1530, cuando las reinas y los cortesanos fueron decapitados, los monasterios cayeron y los rebeldes fueron colgados de los árboles en todo el norte de Inglaterra.

La fuerza de lo que se contaba sobre ella, fue derramando por la tierra un vigor inusitado, a tal grado que en la primavera de 1881, familias de toda Inglaterra abandonaron sus hogares aterrorizados, se refugiaron en los campos o en las iglesias y capillas para que Dios les perdonara la vida en el apocalipsis que se suponía ella había predicho, cuatrocientos años antes; “El mundo llegará a su fin; en mil ochocientos ochenta y uno”.

Esta es una de sus profecías más extraordinarias y quizá aceptar que fue desacreditada más tarde, cuando el editor victoriano Charles Hindley confesó públicamente haber inventado los versos él mismo; sea desgarrador. Pareciera que Madre Shipton fue usada como un producto de mercadotecnia adornada para la venta de almanaques y libros sin quitar la posibilidad de que en verdad haya tenido el don de la predestinación.

Para el ciudadano de a pie las creencias, forman parte de aquello en donde centramos los que nos sostiene. Nos ancla a la tierra en que vivimos generando un sentido de pertenencia que va más allá de la sangre. La historia que nos contamos es parte de nuestro ADN sea real o inventadas, las leyendas acompañan a la humanidad desde que esta descubrió el lenguaje y se transmiten atravesando los siglos.

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Foto de yorshirepost.

Encontré no hay referencias escritas sobre ella en el siglo XVII. Su nombre no aparece impreso sino hasta 1641 en libros y novelas; las profecías achacadas a ella no existieron durante su vida o incluso décadas después. Pero la mención de una “bruja de York” en una escalofriante carta escrita por el propio rey Enrique VIII a Thomas Howard duque de Northfolk, podría ser la fuente elusiva de la leyenda.

Muchas profecías se utilizaron con fines políticos en esa época. Los rebeldes en contra Enrique VII dijeron que estaban siguiendo a los antiguos sabios. Los rebeldes de la Peregrinación de Gracia clamaron que Enrique VIII era el antiguo “Mouldwarp“, un gobernante monstruo predicho por Merlín, que sería “derribado”. Anthony Babington, quien conspiró para asesinar a Isabel I, llevó una predicción de los dichos de Merlín. Una profecía popular durante la época de Elizabeth fue “Cuando HEMPE sea pronto, Inglaterra habrá terminado“. Se pensaba que HEMPE representaba a Henry-Elizabeth-Mary-Philip-Elizabeth.

Qué uso más extraordinario se les ha dado a las profecías, solían ser invocadas en tiempos de crisis, generalmente para demostrar que los sabios del pasado habían previsto algo que era de interés político o económico. Y debo aclarar que siempre hay por detrás de mi aparente escepticismo una posibilidad de que el misterio por detrás de la magia y la alquimia, de que personas con un sexto sentido existan.

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Foto de wharfedale mumbler.

Entre los años 1700 y 1800, las profecías de Mother Shipton se ampliaron a desastres catastróficos, inventos asombrosos y por supuesto, el fin del mundo. Las habladurías, eran más potentes que nunca, tomaban un curso inimaginable. Quizás llenaron un profundo anhelo interior de sentir que todo sucede por alguna predestinación, incluso si es narrado por un antiguo místico, sabio o brujo. La idea de que todos estamos cumpliendo un destino oscuro y codificado es un anhelo que nos abraza, nos hace sentirnos vivos, volviendo la piel de gallina cada vez que entramos en el mundo de lo desconocido.

Al igual que Robin Hood o el Rey Arturo, podríamos rastrear la creación de mitos y leyendas y quizá por debajo, podríamos identificar a una persona viva que respira. Pero estamos ávidos de Héroes, de magia y de alquimia, entonces los aderezamos, los amoldamos a capricho y los volvemos míticos.

Lo que si es verdad que su leyenda sigue permeando los muros de la cueva donde dicen que nació, el espacio pedregoso con la escultura en su honor, parece que vigila a quien entra, el aire helado nos hace creer que susurra el nombre de esta mujer que vivió hasta que cumplió setenta y tres. Un par de libras nos acerca a ella, nos permite revisar lo que parece solo un espacio más y adentrarnos en el mundo de lo imaginario.

Hay cuevas de origen volcánico y glaciar, las hay de rajadura y las causadas por la erosión o la disolución. Las cuevas son espacios forjados tras largos procesos naturales, que han resultado de mucha utilidad a los organismos vivos, entre los cuales nos contamos. La cueva como morada del mago es el espacio dramático del inconsciente colectivo, los personajes que se interrelacionan, revelan el significado de los lugares en los que se encuentran, según la oscuridad de sus paredes.

Desde la noche de los tiempos, la cueva simboliza el seno materno, el lugar donde se gesta vida. Donde se protege de las inclemencias exteriores. La cueva con sus pasajes y laberintos, se halla en el interior de la tierra. Entrar en ella implica abandonar la claridad de la vida corriente, de la mente habitual, para adentrarnos en lo desconocido y quizá metafóricamente emprender un viaje a lo profundo de nosotros mismos.

Un espacio que abre el inconsciente, vuelca las emociones latentes y reprimidas. Desmantela el pensamiento automático, devela los traumas, expone las energías internas que generalmente pasamos por alto, donde los miedos y temores, se materializan en rostros que no distinguimos.

En verdad lo que más me apasiona es el simbolismo, donde las iniciaciones antiguas, prehistóricas y/o mitológicas, se realizan en el interior de una cueva, de una caverna o un antro. Entrar en la cueva equivale simbólicamente a entrar en la parte oscura de uno mismo, o incluso darse cuenta que hasta ahora uno en realidad ha vivido de manera bastante caótica en un mundo de sombras.

Es momento de irme, mi viaje esta vez ha sido más un encuentro de tipo simbólico, con la posibilidad de hundirme en la cueva en la aventura de averiguar usando de escusa un personaje de esos que uno se encuentra cuando anda con los sentidos abiertos y que invitan a sentirlos, a desenmarañarlos y hacerlos de uno. La polaridad entre bruja y madre es fascinante quizá sea un reflejo de lo que en verdad somos todos, una mezcla maravillosa de opuestos.

Por DZ

Claudia Gómez

Twitter: @claudia56044195