Aquí estoy, dándome cuenta de que ahora soy toda una señora de club. Lo de señora ya lo sabía, pero lo de señora de club, ese es un nuevo nivel desbloqueado
Yo no sé ustedes pero yo en mi niñez nunca pertenecí a un club deportivo. Vaya si estábamos inscritos pero realmente nunca tuvimos esa pertenencia en ninguno de los que estuvimos.
No teníamos amigos ni íbamos tan regularmente, solo a clase de natación o Tae o cualquier otra actividad.
Cuando conocí al señor de la casa, y nos hicimos novios y toda esa bella historia de amor que por el momento no viene al caso; me enteré que había algo más que solo ir a clases.
Mi marido ha pertenecido al mismo club desde que nació, es más, mi suegra estuvo en el mismo club desde muy pequeña. Para que se den una idea, la abuela del señor ya llevaba tanto tiempo que ya no pagaba cuota. O sea, toda la vida.
No puedo decirles cuánta gente conocen de ese lugar que fue durante muchos años su segunda casa. De verdad que a donde vamos, incluso fuera de la ciudad, nos encontramos a alguien y la respuesta siempre es:
– Es del club.
Las primeras veces que me invitaron a algún evento quedé muy sorprendida. ¿Cómo puede ser posible que haya tanta gente en un club? Pero bueno, fui a un festejo especial, seguro era eso.
Cuando nos casamos, me volví miembro del club. Jamás iba. No me quedaba cerca y me daba mil flojera. De pronto al gym pero seamos honestos, no es que yo sea de mucho ejercicio.
Por supuesto que todo cambió cuando #minspeedy nació. Ahí dije pues para el chamaco el club está muy bien, igual y venimos más. Y, ¿cuál va siendo mi sorpresa? Que pasé 7 años viviendo en ciudades donde el club no está.
Pero igual ahí seguimos para ir en vacaciones o por si un día regresábamos. Y regresamos.
Y si hay algo que ahora agradezco ahora en la pandemia, es tener el club.
Gracias al club no hemos perdido la cordura. Gracias a estar todas o casi todas las tardes en un jardín al aire libre y las clases de natación y fut mis hijos no han quedado completamente atrofiados.
Conforme ha pasado el tiempo, me he ido haciendo de diferentes aditamentos funcionales para el club. Unas sillas, una mesa, el mantel para la mesa, platos, vasos y cubiertos, bolsas para cosas frías y calientes y un carrito para cargar todos los menesteres.
Cada vez me gusta más eso que tanto yo criticaba como comer en el parque llevando todas mis cosas y mi comida y pasar ahí toda la tarde.
Y ni hablar de las idas al club qué hay fuera de la ciudad con albercas y toboganes, me encanta.
Ahora le sacamos todo el provecho que no le habíamos sacado en más de 10 años.
Ahora yo también conozco gente “del club”.
Hoy, por primera vez en la vida llevé a los niños temprano al curso de verano y me quedé a hacer ejercicio. No me bañe ahí porque a eso todavía no le agarro el gusto. Prefiero regresar a mi regadera que cargar con todas las cositas del baño.
Pero regresé unas horas después, cargada con mesa, sillas y comida para comer ahí con mis niños y el marido y que después ellos tomaran sus respectivas clases.
Y aquí estoy, esperando a que salgan para irnos a casa a descansar y repetir todo el día de mañana.
Aquí estoy, dándome cuenta de que ahora soy toda una señora de club. Lo de señora ya lo sabía pero lo de señora de club, ese es un nuevo nivel desbloqueado.
Gracias por leer
#LaPeorMamá