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#LaPeorMamá. ¿Sí nos hace felices ser mamás?
Foto de Archivo

“Algunos expertos en felicidad sostienen que, aunque las madres insistan en que sus hijos son lo que más felices las hacen, no es cierto”. G. Rubin

Cuando leí esta frase me dio risa, pero de esa risa nerviosa, de esa risa que te da culpa por ser tan real.

Por supuesto que el día que nacieron mis hijos fueron los dos días más felices de mi vida.

También el día de mi boda, se vaya a poner celoso el señor de la casa.

Claro que mis hijos son una enorme fuente de felicidad para mí, sin embargo, tengo que aceptar que también hay días en que no me hacen tan feliz. Por no decir nada feliz.

Esos días en que lucho con ellos porque no se quieren levantar. Esos días en que hago una comida deliciosa y me dicen “huácala, eso no me gusta” sin siquiera probarlo. Esos días en que se rehúsan a cooperar o a conectarse a la escuela. Esos días en que me hacen berrinche.

Esos días, sinceramente, mis hijos no me hacen feliz.

Y como dicen por ahí: Y ¿qué tieeeeeeneeee? (Favor de leerlo con tono super regio).

Nada, no hay nada de malo en aceptar que algunos días nuestros hijos nos sacan de nuestras casillas.

No hay nada de malo en reconocer que necesitamos de vez en cuando nuestro espacio, aunque sea dentro del baño, con tal de no estar con ellos por un momento. Es bien importante encontrar eso que no nos hace felices para buscar disminuirlo al mínimo.

No, por favor, no se deshagan de sus hijos.

Claro que mis hijos me dan momentos de muchísima felicidad y orgullo. Me llenan de besos y abrazos, me sorprenden con su inteligencia, bondad, generosidad, cooperación, solidaridad, empatía y muchísimas virtudes más que se manifiestan todos los días en ellos y esos, esos son los momentos que atesoro en mi memoria y mi corazón.

Como todo en la vida, no puede haber momentos buenos sin experimentar momentos malos; no puede haber momentos de felicidad sin momentos de tristeza, enojo y frustración; y por eso mismo las mamás no somos felices gracias a nuestros hijos, somos felices por un millón y medio de cosas más, en ellas incluidos los mejores momentos con nuestros hijos.

Así que, he entendido que para ser feliz, no solo necesito de mis hijos; necesito de mi trabajo, de mi esposo, de mis amigos, de mis papás y mi hermano, de la familia completa, de leer, de ver series, de cocinar, de servir, de comer rico, de beber un buen vino, de viajar y de muchas otras cosas que me llenan.

Soy mamá pero soy mucho más. Soy un todo lleno de cosas que me aportan felicidad y gracias a todo soy feliz. Incluyendo a mis hijos.

Gracias por leer
#LaPeorMamá