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#LaPeorMamá Chimuela
Foto de Archivo

Esos dientes se le van a caer muy pronto señora. Es cuestión de días. Ya no tienen raíz“.

Eso me dijo la odontopediatra hace más o menos año y medio que revisó a #miniplausi que traía un diente súper chueco a raíz de un golpe que había sucedido dos años atrás.

Pues sí. Año y medio después se le cayó uno de los dos dientes que se le iban a caer en “cuestión de días“. Y no, no se le cayó solo.

Se fue de boca mientras jugaba con una amiga en clase de baile. Mi teoría es que nadie vio realmente lo que sucedió, sino que cuando escucharon el trancazo sobre el piso de duela, la maestra corrió a ver que había pasado.

Cuando llegué por mi hija a la clase, me bajé del coche. Casi nunca lo hago; por lo regular me formo y las maestras la suben al coche. Pero ese día se me hizo temprano, así que me estacioné y me bajé.

Cuando iba entrando me encontré a una maestra que me dijo:

Señora, a #miniplausi se le cayó un diente. Pero fue un accidente“.

Seguro fue el que ya tenía flojo“. – Mientras pensaba [mira tú, por fin, después de más de un año].

Cuando llegué a la puerta del salón vi a una niña llorando desconsolada, sinceramente no le di importancia. A veces las niñas lloran, y ya estaba una maestra con ella.

En cuanto se abrió la puerta del salón veo a mi hija con cara de susto pero de emoción y a la maestra con cara de pánico total.

“Señora, fue un accidente. Se cayeron porque estaban jugando. Sí le salió sangre pero ya la revisamos y no tiene nada. Aquí está su diente”.

Sinceramente, casi no le puse atención a la maestra. La escuché hablar pero me enfoqué en mi hija que me vio y soltó la lagrima.

“¡Mi amor! ¿Que se te cayó el diente?”.

“Si”. – Dijo entre lágrimas y mocos.

Uno conoce a su gente y las lágrimas de mi hija más que de tristeza eran de emoción.

Sí, esta chamaca salió igual que la madre. Le soplan y llora. Lloramos de tristeza, pero de emoción, pero de enojo, pero de alegría. Y ella estaba tan emocionada de que se le había caído el diente que estaba llorando.

“¡Uy! Va a venir el ratón. A ver, déjame ver tu ventanita”.

Volteó a verme y dibujó en su cara la sonrisa sin diente más tierna del mundo mundial.

La maestra se disculpó unas novecientas veces más, aunque no tenía por qué disculparse. Sucedió un accidente y ya. Pero creo que se sentía bastante culpable por la situación. Claro, la niña estaba en su clase, se fue de boca y se tiró un diente.
Sí le dije que no se preocupara, que ese diente ya estaba por caerse debido a un accidente previo.

“No se preocupe. Ese diente ya estábamos esperando a que se cayera. Ya se había dado un golpe más fuerte antes. No fue el primero. Así que tranquila”.

Ya que salimos de ahí y logramos tranquilizarnos. #miniplausi me contó que su amiga se tropezó, la empujó, se cayó y que no alcanzó a meter ni las manos y por eso se pegó tan fuerte. Ahí fue cuando caí en cuenta, de que la niña que estaba llorando a mares cuando llegué por mi hija fue la niña que la empujó y me preocupé por ella.

¡Le tiró el diente a su amiga! Eso puede generarle angustia a cualquiera.

Afortunadamente conozco a su mamá y me tomé la libertad de decirle lo que había sucedido, pues yo sabía que aún no iba por su hija y seguramente no sabría qué había pasado.

Le expliqué que mi hija ya tenía mal el diente y que, si se había pegado pero no era nada grave. Le pedí que le dijera a su hija que la mía estaba bien y que no se preocupara.

Un rato más tarde recibí un mensaje de voz con un mensaje tiernísimo.

Perdóname amiga por haberte tirado el diente. Espero que estés bien“.

Me derretí.

En fin. Ahora tengo una chimuela ansiosa de que se le caiga el otro diente, que según la dentista ya no tarda. Para después ponerle unos postizos para que no viva años sin dientes porque de aquí a que los permanentes salgan aún le falta.

¡Ah! Por cierto. ¿Se acuerdan que cuando la llevé al dentista resultó que tenía siete caries? Pues ahora que la llevé ya tiene dos. Así que a tapar muelas otra vez y reforzar el cepillado de dientes.

Gracias por leer