Sin duda, su historia es una representación de la constancia al encontrar, al perseguir un sueño, pero más allá de eso, sin duda, esta mujer es un ejemplo de un ingenio empresarial, en una época llena de restricciones, lo que la llevó a ser reconocida como una de las primeras empresarias modernas
Una invitación, decir que sí, nuevamente brotan esas ganas de sorprenderme. Es peligroso sin duda, pues me expongo a que lo que voy a ver, esta vez en el cine, sea realmente malo. Ya me ha pasado en más de una ocasión, lo que deja mis bolsillos adoloridos, pues siempre hay posibilidades de gastar el dinero en un buen libro.
El cine europeo siempre me ha atraído, está lleno de grandes films que dejan una impronta inolvidable en aquellos qué como yo, nos volvemos parte del auditorio. Esta vez, aunque la historia es de una mujer francesa, la producción es británica, hablada en inglés, con un elenco mayoritariamente no francés, esto ha generado fuertes críticas, ya que hay aquellos que opinan que le resta autenticidad a la historia. A mí no me ha perturbado en lo más mínimo, pero yo no soy una experta en el séptimo arte.
Lo que si se, es que puedo apreciar una cuidada escenografía, donde la mayor parte de las escenas tienen lugar entre los corredores y las habitaciones de una casa, en la bodega, el viñedo y las cavas de la propiedad de la Familia Clicquot. Pude ver dentro de esta limitación, una extraña forma de libertad creativa.
Los colores, la nitidez, la cadencia van acompañando una bellísima fotografía y el embelesamiento de un elaborado vestuario me va permitiendo transportarme a la Francia napoleónica de principios del siglo XIX. En cuanto a la historia, me parece una historia bien contada, usando flashbacks que sostienen muy bien el desarrollo del guión y una secuencialidad bien ejecutada, hilvanando una trama dramática y desgarradora.
Las historias de seres excepcionales me atraen desde niña, sabiendo que la narrativa está en manos de quien la escribe y su circunstancia, dando esbozos de pinceladas sobre una vida que no fue suya, y que está matizada por un sin fin de elementos. Esta es una vida compleja, llena de matices de los que no tenemos ni idea.
Pero me gusta saber que hay una primera aproximación, y desde ahí ya le toca a uno indagar, cuestionar, preguntar y tejer una historia que internamente se sostenga. En esta ocasión conocía el nombre, pero nunca pensé que fuera un personaje de carne y hueso.
En alguna ocasión me han ofrecido La Champagne Veuve Clicquot y siempre pensé que era el nombre que se le daba a este vino espumoso. A mí no me gustan los espumosos, así que realmente me considero una persona que no conoce nada del tema. Sin embargo, la película me dio para picar mi curiosidad y encontrar a quién si sabe, y leer un poco, aprendiendo algo sobre este oficio.
Ahora se que el champagne está hecho de una composición de uvas donde hay un predominio de Pinot Noir, esta uva si que me gusta y aunque no soy sommelier amo el vino tinto. El resto es Chardonnay y Pinot Meunier. También aprendí un poco sobre sus burbujas, generadas principalmente a través de un proceso de fermentación que ocurre en dos etapas. En la primera fermentación, el mosto se convierte en vino, y en la segunda, que se realiza en botella, las levaduras metabolizan el azúcar, liberando dióxido de carbono (CO2). Este gas queda atrapado en la botella debido a su cierre, formando las características burbujas cuando se abre.
Pero es el tamaño de las burbujas lo que me pareció un arte, pues esto va a depender de la cantidad de azúcar añadida, cuanto más se agregue más burbujas se generan, y éstas tienden a ser más grandes. Además, al servir el champagne, el gas disuelto se libera rápidamente, formando burbujas que suben en columnas hacia la superficie, un fenómeno visual que la hace muy atractiva.
Este proceso fue perfeccionado por un monje de nombre Dom Pérignon en el siglo XVII y su legado continúa en la marca que lleva su nombre.
El Champagne de la viuda sale de los viñedos que cultivan sus uvas y que son famosos, conozco el de Bouzy. El de Verzy donde se filmó parte de la película, el de Verzenay, el de Ay, Avize, Oger y Mesnil sur Oger, no. ¿El famoso “Vino del Cometa” de 1811 al que se hace referencia? La verdad, poco, no puedo decir, ya que nunca había escuchado sobre él.
Encontrando un poco sobre esta mujer apodada la “Gran Dama del Champagne”, me sorprende saber que fue una de las primeras empresarias modernas al hacerse cargo del negocio familiar con tan solo 27 años.
La película se inspira en el libro de Tilar J. Mazzeo, que narra la vida de Barbe-Nicole Clicquot, conocida como la “Viuda Clicquot”. Un relato biográfico que centra su narrativa en la lucha y perseverancia para dirigir la Maison Clicquot después de la muerte de su esposo, François Clicquot, en un contexto donde las mujeres no podían tener control sobre sus negocios. Un libro que busca resaltar su legado y las dificultades que enfrentó para establecer su marca como símbolo de lujo y calidad en el mundo del champagne.
En la gran pantalla, la vemos heredando el difícil negocio de vinos espumosos que habían comenzado juntos, desafiando las normas de género, atravesando las mil vicisitudes que se presentan en este negocio, la lucha contra las heladas, la dificultad de mantener a flote las finanzas, la envidia, los celos por verla sostenerse pese a todo. Vemos un rostro hermoso para personificar a Barbe-Nicole Ponsardin.
Haley Bennet le da vida a la famosa Clicquot, quien al menos a mí me logra hipnotizar con su presencia. Su actuación es fundamental para conectar emocionalmente un entorno dominado por hombres, en una época bañada de guerras y de un pensamiento que estaba trastocando el mundo. Aunque el film da importancia a esto, centra la atención en una relación de pareja, personificada por un ser atormentado emocionalmente. A François Clicquot se le presenta con sus arrebatos, su estado mental frágil y el sopor del láudano para calmarlo. ¿Esto es real? No encontré nada que pueda comprobarlo, pues al parecer sólo eran rumores, así como el suicidio por una sobredosis. La muerte de este hombre a una edad tan joven tiene como causa oficial, el de una fiebre tifoidea.
Me gustó también encontrar una figura masculina, Sam Riley quien interpreta a Luis Bonhe, un personaje que aparece como astuto aliado impulsándola, creyendo en ella. Aprecié esa parte donde ella lo acepta tal cual es. Ese hombre que se juega el pellejo traficando con las botellas, pasando por encima las reglas de Napoleon, aquel que se va de “caza” por no llamarlo de juerga, pero qué, pese a eso, es un hombre leal. Puedo imaginar que en un mundo tan agreste como en el que le tocó vivir, ella necesitó de algunas figuras como la de él para sobrevivir a los bloqueos comerciales.
Tenía ochenta y ocho años al morir en 1866, la Maison Veuve Clicquot Ponsardin había alcanzado un notable éxito, enviando 750,000 botellas anualmente a varios países. Su legado perdura, y en 1972 se estableció un premio en su honor para reconocer a mujeres empresarias.
Sin duda, su historia es una representación de la constancia al encontrar, al perseguir un sueño, pero más allá de eso, sin duda, esta mujer es un ejemplo de un ingenio empresarial, en una época llena de restricciones, lo que la llevó a ser reconocida como una de las primeras empresarias modernas.
DZ