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Esta universitaria quiere revivir el orgullo del pueblo mazahua
Foto de Carlos Tomasini

Los mazahuas forman un importante grupo indígena asentado en zonas del Estado de México y Michoacán, y de acuerdo con el Censo de 2010, existen 116 mil 240 y 9 mil 170 personas, respectivamente, que hablan esa lengua en ambas entidades.

Anel Sánchez forma parte de la comunidad mazahua de San Pablo Atotonilco, en Atlacomulco, Estado de México, y acaba de terminar la carrera de Antropología Social en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa. “Mi abuela habla mazahua y mi papá habla y entiende, pero a mí ya no me enseñaron”, recuerda.

Es por eso que Anel diseñó un proyecto con el que pretende darse a la tarea de recopilar toda la información posible sobre la cultura mazahua. “Va encaminado no solamente a conocer nuestro pasado, sino también nuestro presente indígena”, explica.

“Quiero saber por qué mi abuela ya no le enseñó mazahua a sus hijos y por qué mis padres ya no me enseñaron a mí, a pesar de que en mi entorno siguen presentes muchos elementos de la cultura”, afirma.

De los abuelos a los niños

Así, Anel impulsa un “Taller de Memoria Colectiva” con el fin de promover el respeto a la cultura mazahua dentro de su propia comunidad.

La intención es que un grupo de niños recolecte el conocimiento de la cultura mazahua de los abuelos para compartirlo con las nuevas generaciones, todo mediante actividades como entrevistas, tomar fotografías, redactar cuentos y analizar el significado de topónimos.

“El proyecto concluye con un mural en el que los niños plasmen qué representa para ellos ser herederos de la cultura mazahua”, indica.

La inspiración

La idea de este proyecto surgió cuando Anel realizaba sus prácticas profesionales en El Tajín, Veracruz, y organizó una actividad de intercambio de cartas con niños totonacos.

“Ellos escribieron muy orgullosos de su comunidad, y cuando regresé a la mía, descubrí que ninguno de sus amigos se reconocía mazahua”, recuerda.

Ella explica que parte de la tradición mazahua se ha perdido por temas como la discriminación, lo cual ha derivado en la desaparición de muchos elementos de su cultura; sin embargo, parece que actualmente hay más personas que quieren recuperar la tradición y el orgullo de este pueblo.

“Justo ahora está surgiendo una nueva generación que quiere reivindicar el orgullo de pertenecer a un pueblo indígena y de decir ‘no somos invisibles, hemos estado aquí y no hemos desaparecido’”, afirma.

“En la medida en que nos reconozcamos como indígenas mazahuas, podemos sentirnos orgullosos de lo que somos, preservar nuestros recursos que tanto han cuidado nuestros antepasados, pero también respetar a la diversidad, porque México es un país pluriétnico y pluricultural, y todas las culturas merecen respeto”.

Reconoce que con su proyecto no logrará un cambio de la noche a la mañana, pero este es un buen inicio. “Si no comenzamos hoy, no sé cuándo sea”.

Un mundo donde quepan muchos mundos

En comparación con otros pueblos, como el maya o el totonaco, Anel detecta que los mazahuas han perdido presencia debido a que no tienen los ojos del mundo sobre ellos.

“Muchas veces nos fijamos en el idioma y la vestimenta porque es lo más visible, pero hay otros elementos que están presentes todo el tiempo, como el fenotipo, nuestro color de piel o muchas palabras que permanecen en nuestro lenguaje cotidiano, como nombres de lugares en mazahua”, subraya,

Ella forma parte de un grupo de estudiantes que, mediante el Programa de Fomento Educativo en el Extranjero de la Fundación Mundo Joven, recibió un apoyo para realizar estudios en Canadá, lo cual le dejó enseñanzas importantes que podrá implantar en su proyecto.

“Algo que aprendí en Canadá es que allá hay una gran diversidad y no importa el color de piel o el idioma, porque todos los seres humanos merecemos respeto”, indica. “Y podemos llegar allá y sentirnos orgullosos de ser mazahuas”.

Dice que una de las cosas que más le impresionó de esta experiencia internacional es el respeto a la diversidad. “La frase zapatista de ‘Un mundo donde quepan muchos mundos’ me parecía una utopía, pero allá vi que sí es posible”, reitera. “Todos los seres humanos merecemos respeto y cruzar fronteras”.

Anel indica que ya buscó ayuda de su municipio para apoyar su proyecto; sin embargo, temas como el cambio de gobierno han retardado el proceso. “Pero mucha gente se ha interesado, tanto de mi comunidad como compañeros antropólogos”, aclara.

Por Carlos Tomasini (@carlostomasini)