Además de controlar la temperatura corporal, cierto tipo de sudor permite reconocer las emociones y sensaciones de otras personas.
El sudor es una de las secreciones del cuerpo humano poco profundizada y aunque suele generar una sensación de humedad e incomodidad, sobre todo cuando hace calor, resulta bastante importante para el cuerpo, ya que elimina metales y toxinas que podrían afectar al cuerpo.
Cada persona, en promedio, suda entre 600 0 700 centímetros cúbicos, y con ello se expulsan diversas sustancias mezcladas en el sudor, como cloruros, urea (sustancia también encontrada en la orina; amoniaco, proteínas, azúcares, potasio y bicarbonato.
Además de estos componentes, también al sudar se expulsan metales como el zinc, cobre, hierro, níquel, cadmio, plomo y en menor medida, manganeso.
Sin embargo, no todo el sudor se propicia por una reacción al calor o al regalamiento de la temperatura corporal, sino que también se provoca cuando alguien siente vergüenza, nerviosismo o dolor.
Este tipo de sudor emocional se asocia con ciertas regiones del cuerpo, como las palmas de las manos, frente y plantas de los pies, donde se ubican las glándulas sudoríparas ecrinas, las cuales se distribuyen por todo el cuerpo pero que se concentran más en estas regiones.
En estas partes del cuerpo existen hasta 700 glándulas de estas por centímetro cuadrado de piel, en comparación a las 64 que existen por cada centímetro de piel de la espalda.
Además del sudor, el olor que este produce, sirven para relacionarnos socialmente, desde reconocer a los semejantes como hasta advertir algún peligro que sienta otra persona.
Esto quedó afirmado cuando la Universidad de Urecht, en Holanda, realizó un experimento en el que sometió a varios hombres a ver películas que les provocaran miedo o asco para recolectar su sudor.
Una vez recolectado, este líquido fue expuesto a 36 mujeres para que determinaran si se podía tener un indicio emocional de las muestras de sudor. Sorprendentemente, las mujeres que olieron el sudor producido del miedo, también reflejaron gestos faciales similares al miedo al momento de percibir este aroma.
Mientras que aquellas expuestas al sudor provocado por asco, también imitaron la expresión de repulsión. Sin embargo, los participantes que olieron las muestras extraídas de su cuerpo no reflejaron ninguna expresión facial determinada.
Por lo que los investigadores concluyeron que el sudor es un mecanismo capaz de transmitir el estado emocional de otra persona, sin que tuviera que ver la percepción subjetiva sobre qué tan agradable o no era el olor de este.
Por otra parte en 2012, psicólogos y psiquiatras de la Universidad de Nueva York, tomaron muestras de sudor en hombres, la mitad de estos transpiraron al aventarse desde un paracaídas, mientras que la otra mitad fue resultado del ejercicio.
Después a las participantes que debían oler estas muestras, aquellos que olieron a los que hicieron el deporte extremo, se mostraron más alerta ante rostros neutros, en comparación a las que olieron el sudor producido por el ejercicio.
Y aunque el sudor propio no nos hace reconocer nuestras emociones, estos estudios concluyeron que influye para que otros si las reconozcan sin necesidad de una comunicación verbal y que forma parte de la evolución social, por lo que el sudor va más allá del mal olor y del calor.
Con información de CNN
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