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La mujer araña
La Mujer Araña. Fotos tomadas de youtube Mujeres Asesinas #4

No se puede esperar que la forma llegue antes que la idea, ya se esmerarán para estar juntas.

 

Arnold Schonberg

 

Para poder ir tejiendo una historia con el derecho que cree que tiene quien empuña la pluma, hay que saber que cada palabra una vez que sale de sí, se vuelve ese espacio donde la forma y la idea se encuentran y desde ahí dejan una impronta en quien lo lee. 

Cuando uno escribe sobre sí mismo, hay un halo de frescura que brota desde dentro, uno es dueño de eso y puede transformarlo en lo que quiera. Cuando se atraviesa el marco de lo posible y se inventa personajes entonces se convierte en alquimia, una varita va revelando lo que acontece y por dentro la parte de nuestro niño goza. Pero cuando uno escribe sobre otros, es imposible ser imparcial, mantenerse lejos y no poner un poco de uno en la historia. 

El matiz tiene tintes de un mapa del mundo que sin poder el evitarlo juzga y entonces transgrede al otro. Así un personaje se torna una amalgama a brochazos de lo propio, se rearma en el papel distinto, aunque se haya escrito mucho sobre él, y en la pantalla grande se devele con una actuación majestuosa.  

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La Mujer Araña. Fotos tomadas de youtube Mujeres Asesinas #4

¿Por qué escribir nuevamente sobre alguien de quien se ha gastado tanto esfuerzo? Fueron sus ojos abultados de mirada profunda, la curvatura de sus labios que percibí burlona quien me atrapó, una fotografía que aparece sin buscarla y de pronto germina la curiosidad. 

Los medios la llamaron “La prostituta de la autopista” y “La doncella de la muerte”, “La mujer araña” y con ello la muerte de los seis por lo que la condenaron a muerte, tomando su vida con inyección letal en 2002. Los periódicos se enzarzaron y con ímpetu dejaban claro que se había hecho justicia, quedando saldada la deuda social. Por detrás del veredicto quedó el dolor de los familiares y poco a poco fue encontrando resguardo o no en otro lado.

Hoy las discusiones siguen sobre si alguien nace o se hace asesino, si la amígdala es más chica o más grande, si es hereditario, producto de una infancia dolorosa, de circunstancias que rompen la estructura. La Sociología, la Biología, la Psicología, la Genética, la Antropología, y la Criminología han buscado respuestas que son hipótesis apenas. Hasta donde sé, no existe una causa puntual de la conducta antisocial, que dé una explicación del porqué del fenómeno criminal y la etiología del crimen sin duda es un combo multifactorial. 

Aislar el componente único que transforma al hombre en criminal, sería encontrar una receta mágica que nos pondría en el supuesto de poder erradicar cualquier manifestación criminosa.  

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La Mujer Araña. Fotos tomadas de youtube Mujeres Asesinas #4

Entre más doy vueltas, me da la impresión que estas conductas radican en la calidad de apego durante nuestro maternaje y aunque insisto en que infancia no es destino, lo que hasta hoy se ha estudiado revela que la gran mayoría de los asesinos tienen algo en común; una infancia profundamente dolorosa. 

Así el rostro de la fotografía tomada por la policía me lleva a repasar por encima su historia. 

Un padre, al que nunca conoció: Acusado de pederastía pasando tiempos en hospitales. Ahorcandose en 1969, mientras se encontraba cumpliendo una condena en una cárcel de Kansas.  Su madre la dejó a ella y a su hermano a cargo de sus abuelos después de separarse de su esposo apenas con dos años de casados y los niños crecieron pensando que ellos eran sus padres.

Podría ser que el abandono de su madre gesto en ella un dolor que se fue haciendo grande. Ella  afirmó que su abuelo abusó física y sexualmente de ella, en su niñez, y que su abuela adicta al alcohol la quemó y golpeaba con frecuencia dejando sus marcas en el rostro. 

Tenía  doce años, cuando  descubrió que Lauri y Britta no eran sus padres biológicos. En su momento contó haber tenido relaciones sexuales con múltiples parejas a una edad temprana, incluso con su hermano. 

Un embarazo a los quince años, dando en adopción  el  destierro de su casa y el repudiado de su comunidad. Vivo en un automóvil abandonado en un bosque. Muriendo la abuela de quien la madre dijo que habia sido asesinato, los dos chicos pasaron a la custodia del estado y de ahi ella a las calles prostituyendose mientras estudiaba.

Sandra Kretsch, Susan Blahovec, Cammie Marsh Green fueron algunos de sus alias, los usaba mientras era encarcelada por conducir en estado de embriaguez, por desorden público y por disparar una pistola desde un vehículo en movimiento. Órdenes  pendientes, las multas se apilaban en su expediente, hasta que comenzó a matar y fue su amante Tyria Moore quien la entregó.

La actriz Charlize Theron ganó un premio Oscar en 2004 por interpretarla en ‘Monster’. Y en 2015, Lily Rabe la interpretó en el episodio doble de Halloween de ‘American Horror Story: Hotel’.

Cuando ya se encontraba en prisión, pidió ser ejecutada: “Estoy tan harta de escuchar ‘ella está loca’. Me han evaluado muchas veces. Soy competente, cuerda y trato de decir la verdad”. Y añadió: “Maté a esos hombres, los robé. Y lo volvería a hacer también […] No hay posibilidad de mantenerme con vida ni nada, porque volvería a matar. Tengo el odio arrastrándose por mi sistema“.

Así mientras la inyección letal subía por sus venas dijo:

“Solo me gustaría decir que estoy navegando con el rock y que volveré como en el ‘Día de la Independencia’ con Jesús, el 6 de junio, como en la película, con la gran nave nodriza y todo eso. Volveré”.

Será que el maltrato de la prisión se acumuló al de las cicatrices en el alma y de ahí rompió lo poco que quedaba. 

Apenas unos párrafos y la vida de alguien pasa por el escrutinio de quien escribe, me es inevitable sentir que por detrás de una historia que vendió en los tabloides, mostrando cómo la sociedad que condena se vuelve partícipe, mientras disfruta del morbo que el monstruo le procura. 

Es la mirada de la foto quien me lleva a la niña pequeñita, quemada, golpeada y violada. ¿Cómo habrán sido sus juegos, sus anhelos? Me pesa que el dolor de la humanidad quede grabado en un rostro, que deje su huella en tan solo una historia. Paso a través de sus crímenes, no puedo dejar de ver el dolor que causó a otros, pero la curvatura de su risa burlona es quién se clava en mi alma y es por eso que decido reescribirla, ahora con mis ojos.   

Por DZ

Claudia Gómez

Twitter: @claudia56044195