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CENART por aniversario estrenará primera ópera en náhuatl
Foto de emmeequis

Poesía, baile, música y canto, pero, sobre todo, un gran trabajo en equipo, son los ingredientes que se conjugan en escena para dar vida a “Xochicuicatl cuecuechtli”, la primera ópera contemporánea en lengua náhuatl, compuesta por el musicólogo Gabriel Pareyón, y que este sábado tendrá su estreno mundial en el Centro Nacional de las Artes (CENART), en el sur de esta ciudad.

Basada en el poema homónimo, compilado en el siglo XVI por Fray Bernardino de Sahagún, la pieza, que es acompañada por música en vivo elaborada a partir de instrumentos prehispánicos, muestra el erotismo, la sensualidad y el doble sentido en la cultura azteca, al cual se considera el antecedente del albur mexicano.

En conferencia de prensa, Pareyón recordó que el texto en el que está basado su trabajo (Canto florido de travesuras) se encuentra en un libro de cantares y es uno de los pocos que sobrevivieron a la censura de la época, junto con el “Canto travieso de las mujeres de Chalco”.

Es un texto que él mismo no ha manipulado, dijo, salvo en la sustitución de la palabra Dios por la de Xochipilli; aunque reconoció, está basado en traducciones hechas por Ángel María Garibay y luego por Patrick Johansson.

En el montaje, el mundo de las “ahuianimeh” -jóvenes alegradoras de la cosmovisión náhuatl- es perturbado por la llegada de un extranjero proveniente de Cuextlan, el país de los huastecos. Es un joven ágil, alburero y atractivo, llamado Tohueyo, quien las seduce con sus cantos tras su amplio jugueteo erótico.

Al final, el macho es abandonado y cae en desdicha, situación que cambia cuando aparece Xochipilli, dios de las flores, la música, el amor juvenil y las enfermedades venéreas, quien le obsequia una ocarina en forma de pájaro, consolándolo con la música y haciéndole comprender lo efímero de su existencia sobre la tierra.

En síntesis, refiere el acto sexual como analogía de la vida, intensa y breve, animosa y fugaz; en la que las contrariedades humanas parecen ser el único hilo conductor.

En el montaje, según Pareyón, el protagónico es el texto, el cual es enriquecido por las interpretaciones de César Juárez Joyner (Cuicamatini/Xochipilli), Silvia Moreno (Ahuiani Citlaticue), Abril Mondragón (Ahuiani Chalchiutlicue), Priscella Uvalle (Ahuiani Chicomecoatl Xilonen) y Ricardo Díaz (Tohuenyo).

También con el espléndido trabajo de José Navarro Noriega, quien es el director musical y se ha encargado de conformar una “orquesta” con instrumentos prehispánicos que acompañan el montaje, entre los que destacan aerófonos precolombinos, el teponaztli (tipo de xilófono en forma de H) y el huehuétl (tambor vertical de diferentes tamaños), así como la ocarina y las flautas.

Mientras que la producción, que contó con recursos de México en escena y que fue tanto del CENART como del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), corrió a cargo de Enid Negrete, doctora en Artes Escénicas por la Universidad Autónoma de Barcelona y especialista en estudios de documentación escénica de la propuesta operística.

Cabe decir que la pieza, que requirió de un año de entrenamiento corporal e incluyó seis meses de ensayos, será presentada este sábado y domingo en el Teatro de las Artes, del CENART, y mañana contará con la presencia del propio Patrick Johansson, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, quien ofrecerá una explicación sobre su interpretación del texto.

Vale mencionar que la coproducción de “Xochicuicatl cuecuechtli” también conmemora los 40 años del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (CENIDIM)

Con información de Notimex.