Nos están tratando muy bien, señor. No le puedo decir que como en un hotel, pero casi, casi. Hipólito Mora está en la línea. Son los últimos momentos de 2014. Me ha llamado a mi celular desde el penal de Mil Cumbres para desearme un buen 2015 y contarme. Quiere contar. Está seguro de que … Continued
Nos están tratando muy bien, señor. No le puedo decir que como en un hotel, pero casi, casi. Hipólito Mora está en la línea. Son los últimos momentos de 2014. Me ha llamado a mi celular desde el penal de Mil Cumbres para desearme un buen 2015 y contarme. Quiere contar.
Está seguro de que el sábado 3 la juez ordenará la plena libertad para él y sus 26 compañeros por los hechos violentos del 16 de diciembre en La Ruana, donde entre otros perdió la vida su hijo Manuel.
Nosotros solo nos defendimos, señor. Lo contrario hubiera sido dejarnos matar por la gente de ese señor (Simón el Americano). O disparábamos, o yo ahorita no estaría platicando con usted. El sábado vamos a estar libres, y si nos invita, hasta vamos a su programa.
Ojalá, Hipólito. Los espero el lunes. Lo mejor de lo mejor.
Pero la juez Consuelo López Ramírez tuvo otra opinión. Hipólito y los suyos son presuntos responsables de haber matado a 10 de los 11 de aquel horrendo martes. Salvo por Manuel Mora, ¡son presuntos asesinos de matar a todos los demás! Delito grave. Gravísimo. Auto de formal prisión a los 27. ¡Zas!
“Me siento como un pendejo”, leo que declaró Hipólito tras conocer el fallo. “Que me expliquen si es más legal dejarse matar que defenderse”.
Si de por sí es difícil creer en la justicia mexicana, después de esto uno vomita. Claro que dispararon. Claro que algunas balas de ellos pudieron haber matado. ¿Pero qué opción tenían, señora juez López Ramírez?
Por eso comienzo el año vomitando. Un abrazo a los 27 que no se dejaron matar por los Templarios, ni por el Americano.
Yo también me siento como un pendejo.