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El pasado 12 de enero del año que va corriendo —debe hacerlo con cuidado, no vaya a caer en un socavón—, después del gasolinazo con el que los mexicanos celebramos su comienzo, el presidente Peña Nieto, en memorable discurso en el marco de la ceremonia en la que dio a conocer medidas sobre Prestaciones Sociales para el blindaje de la Economía Nacional, recurrió a una metáfora para justificar el aumento en el precio de las gasolinas, dijo que ‘la gallina de los huevos de oro (el petróleo) se nos fue secando, se nos fue acabando’.

Seis meses después del diagnóstico sobre la falta de fecundidad del ave, ésta volvió a cacarear y ya lo dice el viejo refrán: ‘cuando la gallina cacarea, huevo nuevo hay en la aldea’. En realidad el refrán no es viejo. Es más, ni siquiera es refrán. Es una frase que acabo de inventar pero siempre tiene más credibilidad un refrán antiguo que un aprendiz de columnista aunque éste sea más antiguo que el refrán.

Pero ya que estamos hablando de gallinas vayamos al grano: según se supo a través de un reportaje firmado por Luis Miguel González y Octavio Amador, publicado el pasado 12 del presente en El Economista, el consorcio conformado por Sierra Oil and Gas, Talos Energy y Premier Oil descubrió, en aguas someras de las costas de Tabasco, un megayacimiento petrolífero.

El depósito hallado a través de la perforación del pozo Zama-1 contiene crudo ligero además de gas asociado. La cuantificación resultó ser ampliamente superior a la expectativa original que se calculó entre los 100 y 500 millones de barriles de petróleo crudo. La estimación inicial de recursos está tasada en un rango de entre 1,400 millones y 2,000 millones de petróleo crudo, lo que lo convierte en el mayor hallazgo en aguas del Golfo de México desde el 2000 y el quinto mayor depósito de petróleo del mundo en los últimos cinco años.

A lo anterior habrá que agregar el reporte del grupo energético italiano Eni quien anunció haber perforado con éxito el pozo Amoca-3 situado en aguas poco profundas de la Bahía de Campeche en donde encontró una importante acumulación de petróleo de varios niveles. En un comunicado la empresa precisó que Amoca-3 se encuentra a 200 kilómetros al oeste de Ciudad del Carmen, Campeche, a 25 metros de profundidad, y distante kilómetro y medio y 3 kilómetros de los pozos Amoca-1 y Amoca-2, respectivamente. Pero lo más importante es que según la notificación, gracias al resultado de Amoca-3 pueden aumentar las estimaciones para el campo que lleva este nombre en 1,000 millones de barriles de petróleo.

Parece ser que ya encarrerada la gallina puso huevos en el subsuelo marino de Yucatán y que en la segunda licitación para exploración y producción en aguas profundas que se realizará el próximo 31 de enero del 2018, la Ronda 2.4, que incluirá 30 bloques en 70,844 kilómetros, la plataforma yucateca, que en un principio no estaba incluida en la subasta, entrará en ella y será la de mayor extensión que se ha licitado en el corto historial de este rubro en el país: 4,441 kilómetros cuadrados, donde los estudios técnicos pronostican que podría haber un gran yacimiento de petróleo, tan grande como el de la estructura presal de Brasil, el segundo más grande del mundo. (Según los científicos que defienden la teoría de que el petróleo tiene un origen orgánico, es muy posible que el depósito petrolífero de la península yucateca contenga gran cantidad de petróleo, ya que esa área geográfica estaba habitada por dinosaurios y animales de enorme cabeza. El crudo que se extraiga de la plataforma aquí aludida será conocido en el mundo como “petróleo pibil”).

Regreso a la seriedad y también retomo el principio de mi texto, es decir la metáfora empleada por el primer Mandatario, ‘la gallina de los huevos de oro se nos fue secando, se nos fue acabando’. La frase peñanietista fue desmentida por el tiempo que corre como vecino de Tláhuac en día de operativo —a gran velocidad—. Seis meses bastaron para que la gallina volviera a ser fértil. Ahora lo que no sabemos es quién va a disfrutar más de los huevos puestos por dicha ave: las empresas extranjeras; las empresas mexicanas que mediante el tráfico de influencias fueron consideradas en las licitaciones; el gobierno mexicano que recaudará impuestos; Pemex que tendrá ganancias; el sindicato petrolero, es decir sus líderes depredadores siniestros; los huachicoleros o la sociedad mexicana que tendrá oportunidad de tener empleos de calidad y precios bajos en los energéticos —tal como lo anunciaron antes de la reforma—.

Por último deseo señalar que Enrique Peña Nieto debería aprovechar sus facultades de profeta alrevesado, es decir al que sus profecías le resultan al revés de como las enunció. Aprovechando este don que diga que toda la población mexicana se va a morir de hambre para que los 53 millones de mexicanos que sufren pobreza extrema se hinchen de comer. O que declare que todos los gobernadores tienen permiso para robar lo que quieran y así cesaría la corrupción de éstos. Que aproveche el próximo informe de gobierno para anunciar que en el 2018 México tendrá cero crecimiento económico para que así alcancemos siquiera el 3.9 de Perú, el país de mayor crecimiento en Latinoamérica. En fin…

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