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Los compromisos del responsable de seguridad del gobierno electo, Alfonso Durazo, cambiaron muy pronto.

En declaraciones a Azucena Uresti, en MILENIO, y luego a El País, Durazo dijo que en tres años se reducirían los homicidios a tasas parecidas a las de los países de la OCDE.

Es decir, que habría una baja de 23 homicidios por cada 100 mil habitantes a 4 homicidios por cada 100 mil. Una reducción de 85 por ciento en tres años.

Alejandro Hope, experto en la materia, comentó en su columna de El universal que lograr esa meta era algo “tan probable como la existencia de los aluxes”. Cero.

A la semana siguiente Durazo corrigió su meta en un tuit que decía: “Textualmente: la estrategia de seguridad tendrá como meta reducir entre 30 y 50% los homicidios en los primeros tres años del gobierno de AMLO, y que en 6 años otros indicadores de violencia se ubiquen en niveles similares a los de los países con los que compartimos espacio multilateral”.

Una reducción de 30 por ciento de los homicidios, respondió Hope, no suena tan descabellada pues ya sucedió una vez, entre 2011 y 2014, antes de que la matachina subiera de nuevo.

La reducción de 50 por ciento, en cambio, sería más difícil. “Significaría”, escribió Hope, “tener aproximadamente 17 mil 500 homicidios en 2021, equivalentes a una tasa de homicidios de 13 por cada 100 mil habitantes. De 1931 a la fecha no ha habido una disminución de esa magnitud en un periodo tan corto” (https://bit.ly/2MzLwHp).

Hope cuestiona que sea una buena idea para el gobierno federal medir su éxito en seguridad con las cifras de homicidios.

Por una razón: el homicidio es un delito del fuero común, es responsabilidad de los gobiernos estatales, no del federal.

Concluye Hope: “Una administración federal que usa los homicidios como indicador principal de desempeño se vuelve rehén de las circunstancias. Y si no me creen, pregúntenlo a Miguel Ángel Osorio Chong. Entre 2013 y 2015 no se cansó de presumir la reducción de asesinatos. Hasta que la curva cambió de tendencia y cada homicidio adicional le empezó a pesar como una losa”. (Ibid.)

El proyecto de seguridad de la Cuarta Transformación no tiene todavía precisión ni realismo.