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Este lunes es la fecha límite para que el gobierno de Irán acepte un acuerdo que impulsan Estados Unidos, Rusia, China y Europa, con el fin de que limite sus alcances nucleares y se comprometa a no desarrollar armas utilizando esta energía.

Más allá de las múltiples presiones políticas de los radicales musulmanes y judíos que tiran en direcciones opuestas, hay factores económicos que habrán de afectar literalmente a todo el planeta.

Si el gobierno iraní decide no aceptar las condiciones del acuerdo, Occidente podría profundizar las sanciones económicas y limitar cualquier intento de vender su petróleo al mundo. Al mismo tiempo, aumentaría la tensión en el Medio Oriente y esto habría de presionar los precios de los energéticos.

Pero si hoy el poder en Teherán decide acordar limitar sus alcances nucleares, podría tener un aligeramiento de las limitantes económicas impuestas y le daría oportunidad de vender parte de su producción petrolera al mundo. Esta mayor oferta de hidrocarburos contribuiría a la baja de los precios.

Hay motivaciones económicas para que Irán decida ceder a las presiones de Occidente, porque además de que el gobierno del presidente Hasán Rohuaní es menos radical que el que encabezaba Mahmoud Ahmadinejad, la baja en el precio del crudo limita su principal entrada de divisas.

Así que hoy mismo desde el Medio Oriente podrían llegar noticias que muevan al mercado petrolero y prolonguen los precios bajos que ahora vemos.

Y en esta misma semana hay otro hecho importante para este mercado. El jueves se reúnen los integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y lo hacen con posiciones encontradas respecto del futuro de la producción de ese cartel petrolero.

Hay voces desesperadas, como la de Venezuela, que piden a gritos una reducción inmediata y drástica de la producción para frenar la caída de los precios y tratar de hacerlos volver al menos al margen de 90 dólares por barril.

Sin embargo, hay otros países como Arabia Saudita que no tienen empacho en dejar de ver su juego con precios bajos por un tiempo para debilitar la resistencia financiera de sus nuevos competidores estadounidenses.

Y la realidad es que son los árabes la voz cantante de la OPEP, por lo que es posible descartar que en esta reunión que coincide con el día de Acción de Gracias pueda haber alguna especie de acuerdo. Más bien suena a que puede haber un pleito entre las partes.

Claro que hay hechos como la declarada baja en la actividad china y su repentina ayuda monetaria que podrían hacer replantear la estrategia de los productores, porque tampoco quisieran ver que sus pedidos para el siguiente verano se empezaran a colocar en torno a 50 dólares por barril.

Lo importante es no perder de vista cómo interviene cualquier cantidad de factores globales en la fijación de un precio del que depende nuestra economía. Esto fue finalmente una buena motivación para la reforma energética, pero sigue con un gran pendiente en la parte fiscal.

Se debería pensar en una nueva reforma fiscal, aunque el pacto unilateral del gobierno lo impida, o bien estar pendiente de las noticias de Teherán, Abu Dabi, Libia y Nigeria para tomar las decisiones internas en materia de ingresos.